“Yo sólo sé, que no sé nada”
Sócrates
No fueron pocas las personas que tan pronto se conoció del secuestro del futbolista Alan Pulido el domingo pasado, me hicieron saber sus dudas sobre la presunta privación ilegal de la libertad, “está raro” era la frase común para describir los pocos datos que hasta ese momento se tenían.
Pero las dudas crecieron exponencialmente y se volvieron virales en las redes sociales cuando por la noche Pulido apareció “rescatado” sano y salvo junto al gobernador Egidio Torre. Por la mañana del lunes, con la conferencia de prensa del procurador tamaulipeco, fue el acabose al “detallar” la forma en que el ex jugador de Tigres les avisó a las autoridades en dónde estaba.
Aunque uno no quiera dudar, todo esto es un despropósito, una película mal escrita, peor dirigida y pésimamente mal actuada; baste enterarse de que a Alan lo tenían bajo el resguardo de un solo maleante y sin maniatarlo… la charla entre el futbolista y la policía cuando le piden que dispare un balazo para poder ubicarlo, es sensacional, sobre todo por la respuesta de “es que la pistola no trae balas”.
Siguiendo la teoría de la conspiración en relación con las elecciones del próximo domingo, ¿de quién pudo ser la brillante idea de montar la farsa del secuestro?
¿Fueron acaso los priistas para enviar un mensaje al electorado de que en Tamaulipas sí hay mando y control de las cosas y que los delincuentes pagan sus fechorías? Me parece que no, porque “una golondrina no hace verano”.
¿Serían entonces los panistas para recordarle a los votantes que tienen años viviendo bajo el yugo de la delincuencia organizada sin que hay autoridad que sea capaz de poner orden? Tampoco me lo trago.
¿Acaso fue el gobierno para darle un empujón al PRI en la cerradísima lucha que tienen por la gubernatura? No lo sé…
¿Fue quizá el propio Pulido para tratar de empañar la final del futbol mexicano y ver si algún equipo se interesa por sus servicios bajo el papel de víctima de la inseguridad? Mmmhhh…
Como dicen por ahí: “Haiga sido como haiga sido”, lo cierto es que al final nos queda la sensación de una muy mala broma, un montaje al estilo de la Paca Zetina o del operativo contra la francesa, una historia con demasiados cabos sueltos y todo a una semana de la elección.
No entiendo, pero los políticos menos entienden.