“No creas conveniente actuar ocultando pruebas,
pues las pruebas terminan por salir a la luz”
Bertrand Russell
No sé por qué (o más bien sí sé) el diputado Samuelito García piensa que los ciudadanos de Nuevo León (o sea sus jefes) somos tontos, brutos, lerdos, mensos, estúpidos, idiotas, inútiles, incapacitados, tarados, imbéciles, o algo por el estilo.
Samuelito insiste en ser la novia de la boda, la niña en el quinceaños y el bebé del bautizo. Su cabecita no le alcanza para comprender lo que pasó con Alan Pulido el fin de semana y se lanza al vacío, sin red protectora, con la historieta de que recibió en su celular una amenaza a las 3:30 de la madrugada diciéndole: “todos los ataques contra de Medina, Nati y nuestro partido te van a costar sangre, advertido estás”.
Y con ese sólo argumento Samuelito encara a los reporteros y “valientemente” denuncia, pero sin aportar pruebas, únicamente su dicho y con él pretende que le creamos. Lo bueno es que Samuelito es abogado, que si no…
Engallado, porque sabe que no es verdad su montaje, Samuelito agrega que “esta no es la primera vez que recibe alguna amenaza, pues ya antes vía Whatsapp le habían hecho alguna, pero que esta es la primera ocasión en que le dicen que pagará con sangre”.
El cuento de Samuel es una burda mentira, porque si en realidad hubiese recibido una amenaza así hubiera hecho dos cosas: denunciar los hechos ante la Procuraduría y correr lejos de Nuevo León, pero ni la una ni la otra.
Ávido de reflectores y deseoso de que los políticos que verdaderamente mueven el pandero lo tomen en cuenta, Samuelito inventa historias, se victimiza y quiere pegarle al héroe, pero termina haciendo el ridículo.
Samuelito es como el delantero al que jamás le pasan un balón para tirar a la portería y se queja de que no mete goles porque no le pasan bola, pero es que tampoco hace nada por ir a buscarla; resulta más sencillo el tirarse al piso e inventarse un cuento, que cumplir con su responsabilidad, sacar adelante su trabajo y dejar de anteponer sus intereses económicos y políticos a lo que en realidad debe hacer.
Para denunciar así hay que mostrar las pruebas diputado, no andarse lloriqueando, porque en lugar de proyectarse como héroe que busca justicia con las cuentas públicas, termina dando lástima.
