“La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema”
Woody Allen
Pasan los días, las semanas y los meses y todo sigue igual.
Entre la inseguridad, el reglamento homologado de tránsito, los baches y las gorditas de El Bronco, pasando por el inoperante Congreso y demás, los alcaldes metropolitanos se la pasan haciendo como que hacen, sacando la chambita del día, sin atender el que sin duda es el más grave problema de nuestra comunidad: la movilidad.
Pretextos les sobran, pero el punto es que se hacen los desentendidos y este tema la Asociación Metropolitana de Alcaldes hace como que no lo ve; digo, si Óscar Cantú no puede con las broncas de Apodaca, mucho menos será capaz de coordinar un café y galletitas con sus colegas.
Es cierto lo que dice Adrián de la Garza, que de poco sirve resolver el nudo de una avenida como Gonzalitos trasladando el problema a Morones Prieto o Gómez Morín, pero tampoco podemos detenernos por eso.
Hay lugares como San Pedro en donde el problema es gravísimo e inaplazable, pero pareciera que la autoridad municipal tiene otra película: el pleito con los Avispones, la venta del vivero, los taquitos que se come el alcalde o los operativos en El Centrito parecen ser mucho más relevantes que solucionar la bronca más importante de hoy y del futuro.
Porque estamos al borde del colapso y todo indica que a los alcaldes, por lo menos a los actuales, el problema les tiene sin cuidado y no le invertirán ya no digo centavos, ni siquiera tiempo a buscar soluciones.
Habrá que esperar para ver en qué momento y con qué detonante les cae el veinte. Ojalá que no sea con una tragedia.
El problema, más que el problema en si mismo, es la falta de visión y la actitud de nuestros alcaldes.
