“La creación de una visión del mundo es el trabajo de una generación más que de una persona,
pero cada uno de nosotros, para bien o para mal, añade su propio ladrillo”
John Dos Passos
Voy de acuerdo en que es necesario castigar los actos de corrupción, en la rendición de cuentas y la transparencia, pero me niego a aceptar que la agenda completa de Nuevo León esté orientada hacia el pasado.
Los procesos en contra de Rodrigo Medina o Margarita Arellanes o las cuentas públicas de hace años del Estado y los Municipios ocupan la mayor parte de la discusión pública; otro tema ni siquiera fue generado aquí: el conflicto magisterial; y, finalmente, el tema que creíamos haber superado y que ha retornado con fuerza: la seguridad.
Y me pregunto, ¿es que alguien está viendo al frente? ¿Es que acaso alguien está pensando en el futuro? Porque la verdad, ni los veo, ni los oigo.
El Coliseo quiere sangre, tiene sed de venganza disfrazada de justicia, pero en realidad es morbo, escándalo, cobrar afrentas. ¿Resarcir el daño al erario? ¡Es lo de menos! Lo que buscan es ver peces gordos tras las rejas.
¿Y después?
Porque una agenda construida con la mirada en el pasado no da para mucho y aún así ya lleva nueve meses de la actual gestión estatal en la cima del candelero. ¿Cuánto más resistirá?
¿Cuáles son los grandes temas? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuáles serán las obras emblemáticas de nuestros gobiernos? ¿Qué es lo que nos van a heredar como sociedad?
Sí, el castigo a los corruptos es necesario, ¿pero será acaso la prioridad?
Debemos replantear nuestra escala de valores y diferenciar entre lo que queremos, lo que debemos y lo que podemos hacer, porque la venganza dicen que es dulce, pero una vez que acabemos con ella nos dejará el sabor amargo de haber perdido irremediablemente el tiempo en algo que no será más que una satisfacción, pero sin gloria.
