“Esta condenada memoria,
que me hace recordar tantas cosas”
Yomero
A no todas las promesas se las lleva el viento.
Vivimos una era en la que es bastante posible que todo lo que decimos o escribimos quede guardado en algún sitio, no sabemos dónde, para volver en cualquier instante para refrendarnos o para demostrarnos nuestro incumplimiento.
Lo que antes parecía imposible, guardar archivos de texto, audio y/o video y tenerlos a un click de distancia, buscando una palabra clave, un nombre o una fecha, es algo de lo más sencillo.
Y a pesar de que todo el mundo lo sabe, hay políticos que insisten en apostar a la amnesia colectiva, prometiendo cosas o que son buenos deseos o que de plano saben que no podrán cumplir.
Tal es el caso del alcalde de Apodaca, Óscar Cantú, que en campaña generó altas expectativas entre la ciudadanía (e incluso hasta nosotros le creímos su cuento) de que resolvería, dada su experiencia, uno de los principales problemas de ese lugar: la seguridad.
Haber recorrido diversos cargos de la Administración Municipal, pero específicamente la titularidad en materia de seguridad pública, nos hizo pensar que Cantú sabía de lo que estaba hablando… y es que lo decía con tanta seguridad que le creímos, pero no ha sido así.
Este primer tramo de su gestión como alcalde ha pasado con más pena que gloria, como el agua: “incolora, inodora e insípida”; y así, como el agua entre los dedos, se han ido las oportunidades de devolver a los apodaquenses su confianza y construir un futuro mejor.
Pero los recuerdos están ahí, a un simple click, y todas las promesas que un día hizo Óscar Cantú volverán como fantasmas a confrontarse con la brutalidad de los hechos y demostrar que las del entonces candidato fueron promesas huecas, vanas.
Por eso hoy más que nunca antes hay que tomar en cuenta de que todo cuanto decimos o escribimos queda ahí, en algún lugar y el día menos pensado puede volver, para nuestra gracia o desgracia.