“En el análisis psicológico de las grandes traiciones
encontraréis siempre la mentecatez de Judas Iscariote”
Antonio Machado
Resulta hasta simpático el observar al diputado Ángel Barroso inventar una y mil barras para practicar el Arte del Birlibirloque intentando explicar el por qué apoyará, contra la intención de su partido el PAN, la propuesta del Gobierno del Estado en el sentido de que permanezca la tenencia sin modificaciones.
Barroso es un Judas, con todo y que asegure que su decisión está basada en los principios del PAN y la búsqueda del bien común. En el rancho dicen: “Piensa mal y acertarás” y no hay que razonar mucho para imaginarse los orígenes de la “valiente” decisión del legislador, así como la forma en que lo “convencieron” sobre la validez de esos argumentos.
Dice Barroso, en línea con lo que afirma el gobernador, que la tenencia sólo impacta a 200 mil ciudadanos, pero se esconde en la manga que también le pega a 500 mil unidades de la industria y el comercio que, (¿hacemos una apuesta?) trasladarán al ciudadano común, el pago del impuesto, de tal suerte que ya no serán sólo las 2 millones y fracción de unidades que hay en la entidad, sino que le terminará pegando a todos, especialmente a los que menos tienen.
La postura que hoy asume el barroso de Barroso explica, en su exacta y nítida dimensión, el exabrupto anterior cuando amenazó con, sin salirse del PAN, asumir una posición independiente: el mensaje no era para los panistas, tenía otro destinatario al que le mandaba decir “aquí estoy, abierto para escuchar propuestas” y mire que sí llegó.
Pareciera que Ángel Barroso busca otro interés y no el bien común, porque actúa como un esquirol, traicionando a su bancada, a sus compañeros, a su partido, pero sobre todo a si mismo.
Lo más tierno del asunto es que el diputado más que justificar ante la comunidad su impopular proceder, pareciera que quiere convencerse a si mismo de que actúa de manera correcta, por eso tanto énfasis y tanta enjundia, porque sabe, y sabe bien, que lo que hace no está bien.
Hay muchas señales en su lenguaje corporal que lo delatan.
