“A fuerza, ni los zapatos”
Refrán popular
Uno pensaría que con la edad se adquiere madurez, experiencia y con la práctica también se desarrollan oficio y habilidades, pero no siempre es así.
Cualquiera diría que con el haber ocupado en dos ocasiones anteriores la alcaldía y por el simple hecho de haber vivido siempre ahí, Mauricio Fernández Garza conociera bien el sentir y pensar de los sampetrinos, pero todo indica que no y ayer se inscribió en un concurso de perder-perder y para no fallar se compró todos los boletos.
La amenaza lanzada ayer de no brindar servicios a quienes se oponen al alza en el Predial es una hablada, como también lo es la otra de que no procede un amparo contra la medida.
Mauricio no puede negarle los servicios a nadie porque está ahí para eso, para brindar servicios y en ninguna parte dice “sólo a los que paguen a tiempo el predial”. Puede, sí, cobrar recargos, sanciones y multas a quienes se retrasen y por lo mismo está obligado a seguir prestando los servicios.
No alcanzo a comprender cómo diantres hará Mauricio para negarle el servicio de alumbrado público a un ciudadano cuyos vecinos colindantes sí paguen el predial; ¿entonces por causa de un vecino inconforme dejará de pasar la patrulla a vigilar llevándose de encuentro a otros que sí paguen? ¿Cómo harán los policías y recolectores de basura para saber en qué casa sí y cuál otra no deben prestar servicios?
Con la experiencia, oficio y tablas, Mauricio ya debería haber aprendido que es mil veces más eficiente la razón que la fuerza y que a estas alturas del partido ya nadie le tiene miedo a las amenazas de una autoridad. Lejos de conseguir su cometido, el extraviado alcalde lo único que consigue es encender más los ánimos de los quejosos que ahora, sólo por darle en la torre, se negarán a pagar para ver cómo cumple sus amenazas.
Caray, y dicen que es el mejor posicionado de muchos políticos para la gubernatura…
