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19/01/2017

Todos

“No hay inocentes, sólo distintos grados de responsabilidad”
Stieg Larsson

Después del bombardeo informativo, de historias, versiones, suposiciones e inventos al que fuimos sometidos ayer por la tragedia en un salón de escuela, al final terminamos sumidos en una intensa e inmensa zozobra.

A la tristeza de la tragedia ocurrida, se suman muchos otros elementos que como sociedad tenemos la inmediata necesidad de revisar y de encontrar soluciones.

Nadie estaba preparado para algo así, a pesar de que desde hace años supimos de lo que sucedía en escuelas de los Estados Unidos. Con todo y la experiencia norteamericana, nadie, nadie, se preocupó por preparar protocolos de prevención, acción y reacción, nadie, ni las autoridades policiales, las educativas, las sociedades de padres de alumnos ni los medios de comunicación.

Ayer muchos fallamos.

No se trata de buscar culpables, sino de encontrar soluciones y eso no podrá suceder si no escudriñamos en el fondo mismo de las cosas.

Nos hemos relajado como sociedad y hemos permitido que esto llegue al seno de la familia en donde se ha deteriorado la comunicación y supervisión de nuestros hijos, ¿qué hacen, qué ven, con quién se juntan, qué piensan, qué sienten? No se inculcan como antes valores, respeto, disciplina, convivencia, tolerancia y fundamentalmente confianza para fomentar la cultura de compartir situaciones de riesgo.

Se falla en nuestro sistema escolar, porque vistas las experiencias de otros lugares, es imperativo el aplicar sistemas, métodos y procedimientos para detectar cuando un alumno requiera de atención especial.

Fallan las autoridades al no atender debidamente ni la escena de los hechos, el debido proceso, la atención a las víctimas, el cuidado de los menores de edad y el manejo de la información. Los espacios vacíos que se dejan son rellenados por el rumor, la mentira y los inventos.

Fallan los medios de comunicación al publicar el video y las fotografías de lo ocurrido; se falla al mantenerse transmitiendo “en directo” sin una base, con una torpe y aburrida improvisación desprovista de datos reales, llena de especulaciones y percepciones.

Fallamos como sociedad al atender a una doble moral, que por una parte critica la difusión de las imágenes y el video, pero que por otra busca ávida quién lo tiene para consumirlo y compartirlo, ya en redes sociales o bien a través de grupos y contactos, porque seamos sinceros, si los medios y las redes los difunden es por la avidez de un malsano morbo que forma parte de nuestro tiempo.

Es tiempo de reflexión, sí, pero también de tomar medidas drásticas para tener soluciones inaplazables, incuestionables y en las que todos tenemos algo qué hacer.

Empecemos cada uno por hacer la parte que nos corresponde.

ftijerin@rtvnews.com