“La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen
los problemas y la existencia de medios para resolverlos”
Enrique Múgica Herzog
Con aquello de que “lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho” (fusil de una vieja campaña presidencial priista que decía “Contemos también lo bueno”), debo decir que nunca pensé, dado el paupérrimo nivel de los integrantes de la actual Legislatura de Nuevo León, poder coincidir y aplaudir sus decisiones un día, pero ese día llegó.
Hoy me pongo de pie, me quito el sombrero y toco fanfarrias en honor a los diputados de Nuevo León por su acertada decisión de desaparecer la Comisión de Transparencia y Acceso a la Información de Nuevo León.
Y es que desde su nacimiento el organismo ha sido cuna de escándalos y botín de ladrones, porque a los nuevoleoneses no nos ha servido para maldita la cosa y jamás ha desquitado la enorme carga económica que nos significa día tras día.
Ahí ha sucedido de todo, escándalos de acoso sexual, nepotismo, influyentismo, conflictos de interés, desvío de recursos, buena parte de quienes la han conformado (por no decir que casi todos), han tomado parte en su inoperancia y alto nivel de corrupción, porque hay que aclarar que la corrupción no solamente se da cuando robas algo, sino también cuando por tener la vista pegada en otra cosa, dejas pasar rolas y cometes pecados por omisión.
Y es que desde su nacimiento, tener un cargo ahí es sinónimo de una beca pagada de lujo, por una chambita ramplona y sin chiste, en la que bien te puedes hacer tarugo y cobrar sin mayores problemas, congraciándose con el presidente y logrando mayores beneficios económicos o de prestaciones o, puedes hacerle la guerra, buscar vender cada voto y posición y también así conseguir beneficios.
Ya era tiempo de que alguien se decidiera a tomar el toro por los cuernos y la mejor determinación sin duda es la que han planteado los diputados: bajar la cortina de golpe, desaparecerla y buscar un nuevo esquema que sea funcional y operativo.
Aunque de una vez lo advierto, los que hoy están ahí no se quedarán con los brazos cruzados y seguramente harán pleito. De todas formas, aunque tengamos que lidiarlos por despido, nos terminará saliendo más barato; ellos se irán con dinero, pero con el descrédito de haber cobrado durante largo tiempo por defraudar la confianza de los ciudadanos del estado y por cobrar sin trabajar.
¡Enhorabuena!