“Donde aprieta, no chorrea”
Refrán popular
La aprobación del dictamen en segunda vuelta de la reforma constitucional que crea el Sistema Estatal Anticorrupción, no sólo es un gran avance para el Estado, sino una enorme oportunidad para saber de manera clara, diáfana y contundente, si el interés que mueve a los representantes de las organizaciones civiles es realmente el bien de Nuevo León o les gana el afán protagónico.
Porque suena a todo dar eso de que habrá un comité integrado por ciudadanos en la elección de los fiscales y otro Comité Coordinador del Sistema que contará con tres ciudadanos cuando a nivel federal sólo hay uno, y sus resoluciones serán vinculantes.
El punto aquí es: ¿quiénes serán esos ciudadanos?
Hace poco cuestionaba aquí mismo la representatividad de quienes bajo el cobijo de un membrete se dedican a opinar sobre todos los temas habidos y por haber, casi siempre criticando pero pocas veces aportando soluciones y hasta diseñando esquemas de evaluación que nunca terminan de ser lo suficientemente claros.
Me preguntará si desconfío de ellos y le responderé: ¡Sí y mucho!
Nuevo León es mucho más que un grupo de iluminados con membrete o cargo; tenemos suficiente capital humano, en la academia, la iniciativa privada y la vida social que puede ocupar esos importantísimos puestos de manera honorífica y estoy seguro que hasta lo harían con gusto, por el simple hecho de ayudar a nuestro estado.
Les propongo algo: yo no me postularé para ocupar una de esas sillas y les pido, en contraprestación, que TODOS renuncien a esa posibilidad y se mantengan en donde están, que ya suficientes reflectores tienen.
¿Le entramos?
