“Lo importante no es tener muchas ideas, sino la idea oportuna en cada caso”
Juan Zorrilla de San Martín
Vamos, que a nadie nos gustan los impuestos que por algo son así, impuestos, que nos los imponen, pero también es necesario reconocer que debemos hacer algo para mejorar la calidad del aire de nuestra contaminada metrópoli.
Suena muy bonita la historia de que si tuviésemos un mejor, más eficiente y económico transporte público nos moveríamos en él, pero seamos sinceros, vivimos en Monterrey, en donde el status, la clase y el “¿qué dirán?” son fundamentales, así que no nos hagamos tarugos.
El “hubiera” no existe, porque si de verdad le ponen atención a los pares viales del sentido oriente-poniente en el primer cuadro, podríamos pensar en convertir Constitución y Morones en vías exclusivas para vehículos de dos o más pasajeros, las conocidas como “HOV” en Estados Unidos, en donde si te agarran manejando solo te ponen una multota, pero no, eso tampoco va a suceder.
Entonces planteo aquí una idea: ¿qué tal si le pedimos a la iniciativa privada que done los equipos necesarios para realizar la verificación vehicular a escuelas? ¿qué pasa si hacemos que esas máquinas las operen los alumnos como parte de la contraprestación de recibir el descuento en el transporte? ¿Y mejor aún, qué pasa si no pagamos la verificación, sino que aportamos una cantidad económica para apoyo a esas escuelas?
¿Le late?
El sistema podría ser supervisado mediante métodos y sistemas, con contralores del Estado y de las propias escuelas para evitar actos de corrupción, con registros en circuito cerrado de TV y certificados con calca foliados, con un manejo transparentísimo y abierto vía web del dinero que se recauda y que al final servirá no sólo para esas escuelas, sino para muchas otras del Estado.
¿Y si además se realiza un concurso entre las escuelas técnicas y universidades en las que se implemente el programa para que aquellas que logren los más altos índices tengan premios e incentivos?
La propuesta es crear un círculo virtuoso en el que el ciudadano, eje del proyecto, no sienta que está pagando un impuesto, sino que está colaborando con la educación y al mismo tiempo cuidando la calidad del aire.
Hasta aquí una simple idea que estoy seguro puede ser mejorada.
Ojalá que así suceda.