“Cualquier poder, si no se basa en la unión, es débil”
Jean de La Fontaine
Por más que intento no logro comprender cuál es el verdadero propósito de la Asociación Metropolitana de Alcaldes, la AMA, como no sea un club de cuates creado con antelación y por mucho miedo, para defenderse de lo que les pudiese hacer el Gobierno del Estado.
Hasta ahora no he conocido un resultado real y verdadero que beneficie a la ciudadanía producto de esa agrupación. ¿Entonces para qué se reúnen, de qué sirve?
Si fueran tan fregones como presumen podrían, por ejemplo, aventarse una carambola de tres bandas al mejor estilo de Gabriel Fernández, el maestro del billar, hermano del admirado Ángel Fernández cronista de futbol, que sentó las bases para hacer de la práctica de este bello juego lleno de geometría y física todo un espectáculo en México.
Pues bien, el asunto es muy sencillo: sucede que para implementar las fotomultas los gobiernos municipales ceden el sistema a particulares a cambio de que ellos se hagan cargo de la instalación e infraestructura y por ello permiten que se queden con hasta el 40 por ciento del monto de las infracciones cobradas, lo cual es, créame, un dineral.
Ahí le va la carambola: ¿por qué la AMA no se organiza y habla con los desarrolladores de los equipos, consigue precios en paquete y con los simples ahorros de no pagar ese 40 por ciento a particulares instaura de manera conjunta un equipo de profesionales para la instalación, mantenimiento y manejo del sistema? Le puedo apostar que no se gastan ni el 10 por ciento.
Con ello se acabaría buena parte de los problemas, porque las quejas en muchas ciudades del país han sido por la dudosa calibración de los equipos (si le das comisión a alguien por multa impuesta, obvio buscará elevar el número de infracciones); por otra parte, con esos márgenes de ganancia, cualquiera pensaría que el interés (casi terquedad) de algunos ediles se debe a que llevan “algo” en la negociación.
La tercera banda de la carambola sería que el manejo de esa institución fuese puesto en manos de ciudadanos que tuviesen como premisa, junto con una pulcra y transparente administración, el velar por el interés ciudadano. Pero de ciudadanos comunes y corrientes, de verdaderos especialistas en el tema, no de los mismos nombres de siempre que nada más porque les gusta el tema se empecinan en ser dueños absolutos de la verdad.
Si me preguntan, les puedo sugerir por lo menos el nombre de una persona que llena de manera sobrada el perfil.
Entonces sí serviría la AMA, entonces no tendríamos dudas de las fotomultas, entonces se conseguiría el propósito de prevenir accidentes.
De otra manera camina como negocio, hace como negocio y parece negocio, entonces ¡es un negocio!