“El mejor recurso de nuestros días para ahorrar en mano de obra es ‘mañana’”
Charles Thomson Rees Wilson
Nuestros políticos locales podrían bajarle un buen a sus nóminas y desaparecer por completo sus áreas de planeación, agenda, seguimiento y estrategia, porque es evidente que su labor pocas veces cumple con su cometido.
Y no es que no hagan bien su chamba, sino que sus jefes se empecinan en atender “lo urgente” y no “lo importante” y para ellos la prioridad es resolver la coyuntura mediática, es decir, la denuncia, chisme, grilla o comentario que aparece en los medios y que los señala como culpables por comisión u omisión.
De nada termina sirviendo cuadrar agendas, citar personas, organizar eventos, ordenar escenarios, templetes, refrigerios, citar a la prensa, conseguir información, hacer fichas, redactar discursos, verificar protocolo, porque si el día del evento sale publicado algo que le duela al jefe, la agenda se modifica para atender la prioridad de ese día; y vuelta a empezar, y vuelta a acomodar las cosas, a reagendarlo todo.
Lo más grave es que de todo lo publicado a los políticos locales les duele, molesta o incomoda lo que aparece en dos medios, un periódico y un noticiero de televisión, lo demás les tiene sin cuidado, pero ah que no aparezcan ahí, porque de inmediato empiezan los gritos y las prisas, los reclamos y amenazas; y de la nada aparecen recursos físicos, materiales, humanos y económicos para resolver “esa” denuncia y se apresuran a responder que ya están resolviéndolo, sin darse cuenta de que terminan siendo esclavos de una agenda impuesta.
Y así tapan baches, retiran puesteros, hacen operativos, talan árboles. Resulta chistoso ver sus declaraciones de que harán consultas para tal o cual acción, porque en el fondo sabemos que no importará el resultado de cualquier encuesta o sondeo ya que al final se decantarán por darle gusto a esos dos medios y dependerá de lo que ellos decidan lo que se termine haciendo.
¿Para qué entonces tener personal encargado de planear las cosas, organizar eventos y giras, llevar una agenda, si al final lo único importante es lo que dicen esos dos medios? Mejor vámonos ahorrando esa lana y pidámosle a los medios y los periodistas que les sigan dictando qué, cómo y cuándo hacer las cosas, porque no hay forma de hacerles entender la enorme diferencia entre lo importante y lo urgente.
Viven del “¿qué dirán?”, así son y así seguirán y todo por su enorme miedo.