“No podemos hacer la historia, sino sólo esperar a que se desarrolle”
Otto von Bismark
Recuerdo como si fuera ayer aquella tarde casi noche cuando Alberto Brunell llegó al DCEA de la UANL acompañado de Juan Sepúlveda cargando tres cassettes de ¾ de pulgada de 20 minutos del formato portátil.
Acababan de cambiarle la frecuencia al transmisor Toshiba que por años sirvió a Canal 8 de CEMPAE para que transmitiese en el 28, asignado a Televisión Rural de México, TRM, frecuencia cedida al Gobierno de Nuevo León, pero para cumplir con la normativa debían empezar a transmitir señal de inmediato.
Así, con un cassette que tenía escasos tres minutos del logotipo de TRM, recibí la instrucción del director José Manuel Pérez Sáenz de llenar dos cintas de 20 minutos que emplearían en una reproductora junto al transmisor, en tanto se preparaban para lanzar su señal.
Así empezó la historia.
Aquel acercamiento redundó en un convenio de colaboración en el que el DCEA facilitó recurso humano para producir una serie de programas, además del técnico y de infraestructura, para el naciente canal. Estuvimos en las juntas iniciales en las que se nombró a José Luis Salinas como director de producción, aunque estuvo realmente poco tiempo y así conocí a un formidable equipo de profesionales con una mística especial.
De la UANL estábamos José Antonio Espinosa y un servidor, Toño casi de tiempo completo en el canal y yo produciendo varios programas como “No estamos solos” que conducía Mario Agredano y que fue un referente en la televisión de ayuda en Monterrey, así como “El Cuerno de la Abundancia” con Carlos Baena, pero igual programas de aeróbics y más.
Pasó el tiempo, terminó el sexenio de Alfonso Martínez Domínguez y aún cuando no estuve en el canal bajo la dirección de Fernando Von Rossum (muchísimas gracias ingeniero por el favor que me quiso hacer un día cuando huía de la ley), terminé estando porque al lado de Lalo Alatorre hacía “Tome Nota”, el primer programa de venta y renta de casas en la televisión regiomontana.
Llegando Sócrates Rizzo al poder y tras un breve periodo en la Dirección de Prensa y Relaciones Públicas, me enviaron al 28, mi casa, en donde ocupé inicialmente la Dirección de Noticieros y un par de meses después me nombraron subdirector.
Todos podemos decir que en nuestro tiempo se vivió la mejor etapa del canal, a mi me tocó vivir desde el inicio y un sexenio después, creo sinceramente que uno de los mayores aportes que ha hecho a la televisión regiomontana ha sido el convertirse en un semillero de grandes talentos, tanto delante como detrás de cámaras, formando una escuela de excelentes profesionales.
El 28 cumple 35 años y merece mejor suerte, porque a pesar de muchas promesas ha logrado subsistir. ¿Que puede ser mejor? No lo dudo, siempre habrá áreas de oportunidad, pero se requiere del fundamental apoyo de los superiores (como lo tuve en su momento) para poder hacer que las cosas trasciendan.16