“Mira si será malo el trabajo, que deben pagarte para que lo hagas”
Facundo Cabral
Cuando lo obvio se hace tan obvio, termina por ser repugnante.
Veo los más de 200 comentarios que en El Norte tiene la nota acerca de la encuerada que le pegaron al alcalde de Guadalupe, Francisco Cienfuegos, a quien hallaron el días y horas hábiles de paseo en San Miguel de Allende; leo su burda, torpe y muy infantil aceptación y explicación de que se hallaba festejando el cumpleaños de su esposa y de que al mismo tiempo buscaba ideas para implementar en su municipio y miro, con profunda tristeza, la estrategia implementada para tratar de librarlo de las críticas.
De todas, me enerva la pretendida justificación de los “comelonches” pagados que pretenden justificar la estadía, en horas de trabajo, de Cienfuegos en un lugar indebido.
Más que la burda maniobra o las infames justificaciones del alcalde, lo que encabrita es la facilidad con la que Paquito pretende salirse por la tangente y explicar su estadía a cientos de kilómetros de donde debería estar trabajando.
Enfada el que diga que “aunque anda de viaje de placer, aprovecha para recorrer la mayor parte de las calles del centro de San Miguel para ver qué ideas puede traer para Guadalupe” y encanija aún más el que salga con el cuento de que “pero que quede claro que este viaje no lo hago con cargo al municipio”.
Seamos claros señor Cienfuegos, nadie le cuestiona quién pagó si viaje y el de su señora, el punto es cómo justifica su inasistencia a trabajar en un día laborable. ¿Es que no lo entiende?
Los políticos deberían entender que desde hace mucho tiempo no son transparentes y que para pasar desapercibidos tendrían que ser mucho más inteligentes que vestirse de jeans y camiseta para pasear como turistas en un lugar como San Miguel de Allende.
Como diría mi abuelo don Gilberto, “no los van a agarrar por rateros, los van a apresar por brutos”.
