“Hay quienes les dicen ingenuos,
en el rancho les llamamos de otro modo”
Yomero
Aunque los hechos parecieran darle la razón a quienes impulsan el negocio de las mochilas transparentes, la realidad es que tendríamos que ser bastante ingenuos como para pensar que esa medida, junto con la “Operación Mochila”, pueden detener a un joven dispuesto a causar daño a un maestro o un compañero.
Ahí está lo que sucedió en el Conalep, con todo y que se había dado anuncio de la conducta agresiva de un joven, que se llamó a sus padres, que se suponía lo tenían bajo observación, un chamaquito mató a otro con una navaja.
Sería posible que le hubieran puesto una mochila transparente o que le hubiesen revisado a conciencia la suya, pero, ¿y si hubiera traído escondida el arma entre sus ropas como seguramente ocurrió?
Los impulsores del negocio de las mochilas transparentes están pensando sólo en eso, en el negocio, las autoridades se están quedando cortas en los hechos porque ya murió otro inocente, ¿y nosotros como sociedad?
Hay muchas formas de esconder entre las ropas un objeto con el cual hacer daño, ¿qué estamos haciendo en realidad? ¿Cuántas muertes más se requieren para empezar a tomar medidas reales? ¿Por qué nadie detiene el montaje de un operativo estúpido que sólo busca ganar dinero como eso de las mochilas?
El asunto es mucho más serio de lo que parece y diese la impresión de que todos estamos en la baba, pecando de demasiada ingenuidad. No es que los jóvenes sean más listos, es que pensamos, como siempre, “a mi no me va a tocar”, hasta que nos toca.
Aclaro, a mi no me ha sucedido y difícilmente me puede pasar pues mis hijos ya sobrepasaron esa edad, pero me asombra la actitud de una sociedad que de manera pasiva observa la forma en que un grupo al que lo último que le interesa es la protección de los jóvenes, se atreve a hacer un negocio y además nos lo ofrece como la única solución al problema.
Me asombra también la falta de voces que exijan soluciones y el conformismo de una comunidad que callada acepta lo sucedido como si fuese algo común.
Ya tenemos muertos en las aulas y afuera de las escuelas, ¿qué se necesita para que esta sociedad despierte?