“Mañana es sólo un adverbio de tiempo”
Joan Manuel Serrat
Desconozco lo que piense Andrés Manuel sobre lo que ocurre en Nuevo León, pero si vio la encuesta de ayer de El Norte seguramente debe estarse cuestionando la labor de su coordinador general del proyecto de nación, Alfonso Romo.
Y es que lo menos que puede pensar “El Peje” es que si en otras entidades su presencia e intención de voto crece, ¿cómo es posible que en el lugar en el que se supone su principal promotor es fuerte las cosas no mejoran?
Porque como pocas cosas en la vida, en política no opera aquello de “querer es poder”.
Romo puede querer muchas cosas, como López Obrador sueña con ser Presidente, pero en Nuevo León de plano se topan con pared y es que nuestra tierra es un reflejo real de lo que sucede con su partido: no hay estructura, no existe la estrategia, no hay un plan de nada y esto nos lleva, necesariamente, a concluir que su fuerza es producto de las circunstancias y no de un trabajo ordenado.
El equipo del sempiterno candidato presidencial juega a esperar el milagro o el error, se pasan la bola pero no avanzan ni buscan anotar, están ahí pero sin estar, a la caza de un contragolpe o un golpe de suerte, una mano en el área que les regale un penalti, una expulsión masiva de los contrincantes o algo por el estilo.
Apuestan al hartazgo ciudadano y a constituir “la menos peor” de las opciones en la boleta electoral y así, perdón, no se puede enfrentar una campaña presidencial.
Está clarísimo que Poncho Romo no está trabajando en el proyecto y si él que es la cabeza no lo hace, mucho menos el resto del equipo. La muestra clara es Nuevo León que debería ser un indicador diáfano de la labor en favor del tabasqueño, pero lo que ha aparecido en la encuesta de El Norte lo deja más que claro: aquí no existen.
López Obrador tiene aquí a varios amigos que le “inteligen” bien a la grilla y las campañas que, como yo, deben estarse cuestionando el papel y resultados de Alfonso Romo al frente de su campaña. Podrá decir que la encuesta de ayer era para otro aspecto de la elección, pero el resultado es contundente y no deja lugar a dudas.
Poncho Romo le está sonando bofo al Peje y el tiempo vuela.