“”Ni contigo, ni sin ti / tienen mis males remedios,
contigo porque me matas / sin ti porque yo me muero”
Canción popular
Hay puestos y trabajos que por su relevancia deberían ser honoríficos, sobre todo cuando los postulantes se apuntan ellos mismos para ocuparlos. Tal es el caso de la Comisión Estatal Electoral.
Ser el árbitro ciudadano de los procesos electorales, que imparte justicia y determina con su proceder la validez de una elección es una responsabilidad, sí, pero también un privilegio.
Nadie tiene a la fuerza a ninguna persona en ese puesto, se trata de un honor, que debería ejercerse con orgullo y dignidad porque, no nos hagamos guajes, en la inmensa mayoría de los casos los ocupantes de estos puestos tienen otro trabajo excelentemente bien pagado.
Se trataría entonces de retribuir a la comunidad los beneficios que de ella misma se han recibido, de realizar una labor social, pero ocurre que no es así y que los comisionados ciudadanos optan por el puesto en función de un salario la verdad bastante fácil de percibir y sin muchos compromisos.
Pero una cosa es percibir un sueldo por un trabajo específico y otra, muy distinta, es adjudicarte un sobresueldo por concepto de “horas extras” de 377 mil pesos, lo cual, a todas luces constituye un abuso.
Porque lo dijimos hace tiempo, fue un exceso en el 2015 cuando lo hicieron, sigue siendo un abuso en el 2017 y es imperativo hacer algo para que no vuelva a suceder.
En Nuevo León tenemos una autoridad electoral que nos cuesta carísima a los ciudadanos, que trabaja en términos reales una vez cada tres años y que sin embargo mantenemos todo el tiempo con exorbitantes salarios que de ninguna manera se justifican.
Es tiempo de recomponer las cosas, de poner un orden y fijar un parteaguas. No importa lo anterior, de aquí para adelante las nuevas reglas son estas y al que le guste qué bueno y al que no, muchísimas gracias, pero se acabó el corrido.
Nadie los tiene ahí a la fuerza y eso de las “horas extras” es un decir, porque si analizamos bien y nos ponemos a contar el tiempo efectivo que en realidad dedican los consejeros electorales a su labor, nos vamos a enterar de que tienen una chamba de lo más ligera y simpática.
¡Basta ya de mantener panzas aventureras! ¡Basta ya de llenarse los bolsillos a expensas de los nuevoleoneses! ¿Quieren ocupar tan digno cargo? Pues háganlo sin recibir recompensa, por amor y compromiso con Nuevo León, sean incorruptibles, devuelvan un poco de lo que esta tierra les ha dado.
Los consejeros del 2015 están obligados a devolver ese bono y los actuales a promover una iniciativa para modificar sus condiciones laborales, de tal suerte que una aberración como esta jamás vuelva a suceder.