“No hay peor ciego, que el que no quiere ver”
Refrán popular
Podrán decir misa, pero los resultados no dejan lugar a dudas.
En tan sólo dos años el Pueblo Mágico de Santiago, Nuevo León, ha sido escenario de grandes transformaciones y cambios.
Sin seguridad, con escasa o nula obra, oscuro y olvidado, Santiago vivió la más difícil de sus etapas hace pocos años, gracias a administraciones municipales que operaban con otros objetivos, todos, el que fuese, menos el de servir a sus ciudadanos.
Ayer escuché con atención el Informe que presentó Javier Caballero Gaona y lo debo aceptar, me dejó gratamente sorprendido con los logros que la administración que encabeza ha podido llevar adelante en tan poco tiempo.
Conseguir el cambio de tarifa en la CFE es algo que muchos quisieran pero pocos pueden obtener. Reducir la deuda heredada, operar con eficiencia y no generar más deuda es obra de una administración prudente y disciplinada.
En fecha reciente el alcalde se comprometió a llevar a cabo 50 nuevas obras de beneficio directo a la comunidad y ya están trabajando en ellas. Y así podemos seguir, enumerando acciones, beneficios, apoyos e impulso; familias, mujeres, hombres, jóvenes, niños, adultos mayores, discapacitados, todos reciben atención.
Por mucho que se quejen y por más que inventen, los hechos no dejan lugar a duda.
El que quiera ver, que vea, y si no… que se vaya al DIF de Santiago a que le consigan unos lentes a bajo costo.