“La improvisación es la verdadera piedra de toque del ingenio”
Molière
Leo con gusto que la vieja gaza que conectaba la calle de Morelos, en el Barrio Antiguo, con la avenida Constitución y que quedó en desuso por el Par Vial, ha sido habilitada para utilizarle como un foro de expresión.
En una ciudad que ha crecido a chipotes y pegazones, en la que muchas veces al sacrificar espacios hay áreas que irremediablemente se pierden, es una verdadera noticia el que se encuentre un uso a una de ellas y sirva a la comunidad.
Desde la instauración del dichoso Par Vial, he sostenido que hay muchos tramos tanto en Constitución como en Morones Prieto que quedaron sin utilidad, ampliaciones que fueron hechas en su momento y que ahora dejaron de tener razón de ser y que sólo sirven para acumular basura.
La propuesta que he hecho en varias ocasiones es habilitar esos tramos como “Cell Zones”, es decir, paraderos en los que los conductores puedan detenerse a hablar por teléfono o enviar mensajes; la idea sería colocar señalización advirtiendo que en tantos metros hay una zona celular en tal lado de la vía.
Oiga porque es criminal ver a algunos manejar a 100 kilómetros por hora en esas vías con ambas manos pegadas al teclado del celular y sosteniendo el volante con las piernas. Y eso es todos los días.
De igual manera está el aprovechamiento de los pares viales del primer cuadro que, irremediablemente, siguen sin ser respetados y la autoridad sigue sin hacerlos respetar. Calles como Carlos Salazar, Isaac Garza, Tapia, Espinosa, Ruperto Martínez, Aramberri y Washington, en las que se debería limitar el estacionamiento y permitirlo sólo por la noche, sirven de maldita la cosa porque a todo el mundo le vale “wilson” y se para en donde quiere.
No se trata sólo de hacer más obras, sino de aprovechar con ingenio los espacios. Sólo con eso nos haríamos la vida mucho más sencilla.