Francisco Tijerina
“El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”
Charles Chaplin
Manuel González Flores ha llegado a la primera aduana de la encomienda que el pueblo de Nuevo León, a través del Congreso del Estado, le ha hecho de tomar las riendas del Poder Ejecutivo de la Entidad por un periodo de seis meses.
En esta película en “fast-forward” que le corresponde protagonizar como estelar al abogado oriundo de Sabinas, ha cumplido con eficiencia y cabalidad el encargo.
Mes difícil el de enero, sin presupuesto autorizado y sin flujo para manejar, aunque con ingresos vía el refrendo, Manuel ha marcado un sello propio en los primeros 30 días de su gestión, el de una apertura hacia la sociedad, una especial sensibilidad a los problemas y una inmediata atención buscando soluciones a las demandas que le son planteadas.
Es cierto que no se puede estar bien con todos al mismo tiempo y es necesario tomar decisiones, pero el punto aquí es que estas no se postergan, sino que se enfrentan cuidando que el interés de la mayoría no avasalle el derecho de la minoría.
Mes difícil también por una inusual escalada de violencia que, seamos sinceros, no es responsabilidad directa del gobernador interino, sino una circunstancia multifactorial en la que intervienen demasiados aspectos.
Le ha tocado a González Flores designar sustitutos en aquellas áreas en las que quedaron huecos y, lo que es más importante, lidiar con quienes erróneamente pensaban que podían llevarle chismes y quejas al gobernador con licencia buscando imponerse a las instrucciones del titular interino. Ya se han dado cuenta de que el asunto no va por ahí.
Conozco a Manuel González de hace muchos años y hoy, al cumplir un mes como Gobernador de Nuevo León, interino sí pero Gobernador, quiero dejar constancia de que esta nueva faceta como servidor público que hoy nos muestra me agrada y satisface; humano, sensible, cercano, atento y pendiente de todo.
¡Enhorabuena Manuel y que el resto del trayecto siga fluyendo como hasta ahora!
