“Nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión”
Friedrich Hegel
Es un ciclón, pero contrario a los que nos entrega la naturaleza, a su paso no deja daño y destrucción, sino un ambiente cargado de energía positiva y la inquietud de hacer algo por los demás. Me refiero a Martha de los Santos, la candidata del PRI al Senado en fórmula con Jorge Mendoza.
Joven e inquieta, preparada y entrona, Martha exprime el tiempo y utiliza cada segundo disponible cuando habla o hace lo que más le gusta: la política.
Ayer tuve la oportunidad de charlar con ella y escuchar de sus propuestas, sus ideas e inquietudes. Por igual se entusiasma cuando habla de los jóvenes y la necesidad de brindarles espacios para el estudio, el trabajo y desarrollo, que cuando hace referencia al apoyo que requieren los alcaldes, sobre todo los de fuera del área metropolitana o también de la importancia de impulsar el comercio exterior y dar facilidades a las empresas.
Tiene a su favor el valor de la honestidad, es que se percibe en el ambiente y que de inmediato sabes que no se trata de una falsa pose; Martha no sabe callar, te dice a boca de jarro lo que piensa y siente sobre cualquier tema y lo hace con la claridad de todas sus letras, sin tapujos ni rodeos.
Con ella el tiempo vuela y te queda esa alegre sensación que sientes cuando terminas el recorrido de una montaña rusa, mezcla de alegría y adrenalina, de un positivismo contagioso, una sonrisa a flor de boca y una mirada inquieta que escudriña todo lo que está a su alrededor.
Con cimientos sólidos y propuestas claras, De los Santos es una máquina de generar ideas y de encontrar posibilidades en cualquier momento y circunstancia; tiene ya una plataforma definida, pero no dudo que al final de su campaña esta se verá enriquecida con muchas más ideas y compromisos.
Quedamos de vernos en unos días para realizar una entrevista que, debo aceptar, implica todo un enigma y reto.
¿Por dónde entrarle a un ciclón?