“Somos engañados por la apariencia de la verdad”
Horacio
Luego de ver los hechos, me queda claro que más que el perjuicio que pudiese haber recibido el Río “La Silla” en Monterrey por el derrame de pegamento provocado por un incendio en sus inmediaciones, lo que realmente les importa a los actores sociales es el lucro que con el siniestro puedan obtener.
Y así, activistas, políticos y medios se han rasgado las vestiduras hablando de una híper-súper-mega catástrofe ambiental, que para todo efecto práctico es inexistente pues a decir de los expertos el derrame de la mezcla de agua, fundamentalmente agua, y restos de pegamento hecho con base también en agua, no tuvo repercusión en la vida del río.
Y gritan exigiendo sanciones, buscando culpables, señalando con dedo acusador a quienes no previeron la posibilidad de que a dos kilómetros de distancia, donde se encuentra el negocio siniestrado, pudiese darse un día un incendio y que el agua con la que combatieron el fuego llegase a las coladeras y de ahí al drenaje y que por él los residuos alcanzaran el río. ¡Ya ni la amuelan!
Me cuestiono el por qué esas voces no se escuchan igual a diario por la enorme cantidad de descargas de drenajes llenas de heces fecales y contaminantes que existen sobre el afluente, por qué hoy que el río se ha pintado de blanco por el pegamento que no es tóxico, salen buscando reflectores.
Son incongruentes, oportunistas y ridículos que sólo buscan el lucro de la coyuntura y no tienen un compromiso verdadero con el cuidado del medio ambiente.
Es una pena que tras lo ocurrido el 1 de julio cuando los ciudadanos le dieron la espalda a los partidos políticos y las instituciones, los actores de la vida pública se sigan comportando exactamente igual que antes.
Señores esto ya cambió y lo que menos se requiere es que mantengan su misma agenda de antaño, no queremos ya políticos y medios para la foto, sino servidores públicos y comunicadores serios, responsables y comprometidos, no con la ocasión, sino con la vida entera.