“El optimista tiene siempre un proyecto; el pesimista, una excusa”
Anónimo
No está mal el plan que anunció ayer el Presidente Electo López Obrador de otorgar visas de trabajo temporal a los migrantes que en teoría cruzan nuestro país.
Como de costumbre, el país se partió en dos ante la declaración lopezobradorista y hubo quienes se tiraron al suelo reclamando la soberanía nacional y los empleos para los conacionales, lo que en principio suena bien, pero en el fondo esconde una mala práctica de muchos patrones y personas.
Los vemos a diario en muchos cruceros, con una mochila y una cobija, casi sin hablar y haciendo señas al llevarse la mano a la boca pidiendo dinero para comer. Te los topas a cada paso en cualquier lugar, su acento los delata, quizá por eso todos hablan bajito para no llamar la atención.
Y es que lo que inicialmente comenzó como la búsqueda del sueño americano, por múltiples razones primero se detiene y después pasa a terminar en México en donde los centroamericanos terminan quedándose a vivir.
Pero es ahí donde empiezan nuevos problemas, ya que al carecer de una estancia legal en el país, encuentran trabajo en cualquier lugar pero de manera informal, sin seguridad social ni prestaciones, ganando sueldos de miseria, explotados y siempre con la amenaza de “o haces lo que te digo o te reporto a Migración”, por lo que terminan siendo esclavos.
La historia con las mujeres es mucho peor, porque a la que mejor le va acaba de servidora doméstica, porque la mayoría no consiguen otro trabajo que no sea de mesera en una piquera o de plano en la prostitución.
Por eso es bueno el plan de AMLO, porque impedirá un abuso más en contra de los migrantes, porque obligará a los patrones a cumplir con la ley, porque les dará certidumbre y tranquilidad y porque, finalmente, los tendrá ubicados, sabremos cuántos son y en dónde están, para que dejen de vivir entre las sombras.
Que no se rasguen las vestiduras los que claman por los puestos de trabajo para los mexicanos. Esos han estado y están ahí, pero nadie quiere tomarlos.
No nos hagamos tarugos.