“Hasta la supervivencia de una banda de ladrones necesita de la lealtad recíproca”
Antonio Genovesi
Uno de los principales problemas que afrontar los partidos políticos en México y el mundo es la falta de credibilidad y confianza por parte de los ciudadanos.
Los partidos existen porque tienen que existir, pero no porque los votantes sientan, como antaño, una identificación con cada institución, sus ideales y postulados, eso se acabó.
Pero como siguen la baba y el mar completo se les hace chico para hacer un buche, los partidos siguen jugando a las apariencias, a decir mentiras, a intentar engañar a todos con trucos baratos y muy gastados.
Dígalo si no es show que los panistas de Monterrey se armaron para renovar su dirigencia municipal a la que renunció “Poli” Flores para pasar la estafeta en un interinato como de 15 segundos a Liz Rosas, para después hacer una elección en la que volvió a resultar electo “Poli”.
¿Para qué tantos brincos estando el suelo tan parejo? ¿Qué ganan con escenificar una parodia?
Ojalá, y lo digo en serio, que cuando menos a Elizabeth Rosas en esta ocasión le agradezcan los servicios prestados y no le salgan como de costumbre que termina desplazada.
Pero si lo de “Poli” es cuestionable, lo que está para estirarse los pelos es el permitir el retorno de Iván Garza a las filas albiazules después de la estrepitosa derrota en su campaña por la alcaldía de Monterrey en 2015, de haber repetido la hazaña con Movimiento Ciudadano tres años después y de que, además, ocupara una subsecretaría en el gobierno de Jaime Rodríguez.
¿Qué pensará de ello la militancia de verdad, la que siente amor y pasión por sus colores, la que ha sudado y gastado suela en las campañas pidiendo el voto? Porque Iván no regresará al final de la fila, prontito lo van a colar a los primeros lugares para darle en el 2024 una candidatura.
¿De verdad paga la lealtad a los partidos?