“Por un clavo se perdió una herradura, por ésta un caballo,
y por éste el jinete, que fue capturado y muerto por el enemigo”
Benjamin Franklin
Alguien de buen corazón tendría que hacer el acto de caridad de avisarle a César Cavazos que eso de que es el dirigente estatal del PRI es una mala broma; que aunque tenga oficina en Pino Suárez y Arteaga, con secretaria y chofer, lo cierto es que desde hace muchos meses el tricolor dejó de estar ahí.
Por eso de poco o nada sirve su bastante raquítica actividad (¿qué ha hecho en mes y medio desde que llegó al cargo?) y la reunión con expresidentes de ayer no fue un acto de fortalecimiento, sino sus exequias, una reunión de cuates para llorar por los tiempos pasados, pero jamás un relanzamiento con miras al futuro.
El PRI de Nuevo León está en el Congreso a cargo de Marco González y ni siquiera por una decisión del propio coordinador de los tricolores, sino por una mera circunstancia. La referencia pública y mediática del partido es lo que dicen y hacen unos cuantos de sus diputados y párele de contar.
Pasan los meses y siguen no igual, sino peor, sin levantarse, sin reponerse del golpanazo que les propinó la ciudadanía en las urnas el 7 de junio y sin poder unir las miles y miles de partes en que terminaron al hacerse añicos.
Para el PRI nacional la militancia de Nuevo León no existe, los ven lejanos, distantes; no les perdonan la derrota que les cargan como individual y única y es claro que un hombre solo, en este caso Cavazos, no podrá hacer nada por muy buenos propósitos que tenga.
Cuando se requiere acción, movimiento, audacia, presencia, los priistas prefieren enconcharse, encerrarse, no para reagruparse o definir una estrategia, sino para llorar su derrota, para rememorar el pasado o para quejarse mutuamente de su destino.
Un PRI vestido de negro, de luto absoluto, que no sabe cómo enderezarse, cómo empezar a caminar. Y el tiempo pasa y la oportunidad se pierde, porque no será tampoco desde el errático Congreso con las evidentes limitaciones del diputado González como puedan rehacerse como grupo y como partido.
Son, pero como si no fueran, están, pero sin estarlo.
No sean así, avísenle.