“Lo oscuro acabamos viéndolo; lo completamente claro lleva más tiempo”
Edward R. Murrow
Hace nada más 43 años llegué a vivir al sur de la ciudad y desde entonces la conozco, a diario cruzo por ella y me ha tocado ver ahí muchísimas tragedias, sustos y accidentes. No entiendo el por qué, luego de tantos años, ninguna autoridad ha resuelto algo que es más claro que el agua: “la curva de la muerte”.
Así le llamábamos hace años y la frase sigue siendo válida, porque no hay semana en la que no se presente por lo menos un accidente en la curva de Avenida Revolución a la altura del Arroyo Seco.
Hace poco un joven perdió la vida al mediodía, sin que fuese hora pico o la peligrosa madrugada; ayer otro, este trailero, volcó su unidad que terminó incendiándose con él adentro.
La respuesta de las autoridades siempre es la misma: reparar el barandal del puente, poner foquitos e inservibles letreritos de advertencia, pero nadie le ha metido mano al peralte de la curva que, a decir de especialistas, está totalmente invertido, lo que provoca los accidentes.
¿Hasta dónde llega la responsabilidad de una autoridad que por omisión tiene buena parte de la culpa de lo que ahí sucede?
El accidente de ayer provocó serios daños y perjuicios, además del lamentable fallecimiento de un ser humano; la energía eléctrica se cortó y la avenida se colapsó en una hora crucial, emproblemando a estudiantes, trabajadores y vecinos.
¿De verdad es tan difícil buscar ayuda de un experto para que les diga lo que es tan obvio?
¿En realidad será tan caro el rediseño de esa curva y su arreglo?
Ojalá que lo hagan pronto, que la conciencia les dicte poner un alto a esta trampa mortal que ya lleva demasiadas víctimas sin que nadie haga nada al respecto.
Es tan sencillo…