“Las comparaciones son odiosas,
pero muy necesarias”
Yomero
Imagino que Yamilett Orduña no tiene conciencia aún del tamaño de la bronca en la que se acaba de meter al aceptar el cambio de un sumamente cómodo Seguro Popular a un complicadísimo Instituto Estatal de las Mujeres.
Y no es que el Instituto sea problema en si mismo, porque es una institución muy eficiente y organizada, sino por la altura y calidad del listón que deja luego de 12 años una mujer de la talla de María Elena Chapa.
Es cierto, nadie es indispensable, pero llenar los zapatos de María Elena es un asunto aparte, porque además de su formidable labor en Nuevo León, Chapa se convirtió en un referente nacional para todos las instituciones similares del país, con la que consultaban, veían, aprendían.
Aquí sí Yamilett tendrá que ponerse las pilas y ya no habrá tiempo para sus “momentitos de reflexión” en Facebook. Con los antecedentes de trabajo y logros, no hay espacio para las cursilerías; hay mucho por hacer por las mujeres de Nuevo León, con todo y los excelentes resultados del trabajo previo, esa es una labor que nunca termina.
Si en el Seguro Popular Orduña era prácticamente invisible y tenía tiempo hasta para hacer videítos para el Facebook, ahora le faltarán muchas horas de sus días para avanzar en su labor; si antes nadie se acordaba de su existencia, ahora todos la mirarán con lupa y estarán pendientes de cualquier yerro para exhibirlo.
Entendámoslo y que Yamilett lo entienda: su designación no fue un premio, tal vez fue un castigo.
