“Las actitudes son más importantes que las aptitudes”
Winston Churchill
Todo el dinero, poderío e influencia de Carlos Slim no han sido capaces de romper con la peor herencia del pasado en Telmex: la actitud de algunos de sus empleados.
Y es que a pesar de que la empresa se ha modernizado con la mística y visión de uno de los hombres más ricos del mundo, a muchos de sus empleados no les ha caído el 20 y piensan que aún viven bajo el amparo del sindicato y en los tiempos en que eran una empresa pública.
Ayer perdí una parte de la mañana en la sucursal de Plaza La Silla intentando hacer un pago y al final ni siquiera lo pude realizar.
Sucede que para pagar con cheque hay que sacar turno y esperar a que te llamen en una de las cinco cajas habilitadas para el efecto; esas cajas, además de cobrar con cheque, sirven para realizar contrataciones, aclaraciones o bajas. Ayer había cuatro cajeros y durante más de media hora no se les puso hacer otra cosa que atender a quienes iban a las contrataciones.
Durante todo ese lapso un hombre entraba y salía, llegaba a la caja que estaba fuera de servicio, hablaba por teléfono, se daba vueltas, veía la computadora y volvía a salir; luego de mucho rato se sentó y se dispuso a atender clientes y con el dispositivo electrónico llamó a un cliente más a que realizara un trámite de contratación.
¿Y el gerente? ¡Bien gracias, ahí no existe, porque está en una oficina escondido de los clientes!
Así un procedimiento que en términos normales tardas menos de diez minutos en realizar, ayer me hizo perder más de media hora y al final, encanijado por el pésimo servicio, me salí sin hacerlo.
Eso sí, debo reconocer, aproveché y pagué en los cajeros automáticos el servicio de mi casa, tan sólo para volver al hogar y recibir tres llamadas a lo largo del día recordándome que tenía, según ellos, un adeudo pendiente por pagar.
¿Y esa es la empresa moderna que presume el señor Slim?
¡Pamplinas! Tiene todo para serlo, incluido un casi monopolio, pero jamás podrán dar un paso al frente mientras no haga que cambie la actitud de sus empleados, desde el director general que está visto no sirve de mucho, hasta el último en la nómina.
