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28/09/2017

Al revés

“Solíamos pensar que las revoluciones eran la musa del cambio,
en realidad es al revés: el cambio prepara el camino para la revolución”
Eric Hoffer

Resolver el problema de la vialidad en la zona metropolitana de Monterrey es tarea imposible en las actuales circunstancias.

Y es que sin opciones ni espacios, además de no tener dinero para grandes obras, nuestras autoridades y ONG’s insisten en que la salida no es otra que promover la búsqueda de métodos como el transporte colectivo o bien alternativas como la bicicleta.

Están equivocados.

Primero porque resolver el asunto del transporte no depende de buenas intenciones y conlleva un montón de asuntos políticos y de intereses que se han gestado por décadas. El principal problema es el trazo de las rutas, pero estas no están diseñadas en función de necesidades, sino de arreglos político-económicos, de manera que deshacer el entuerto no es cosa sencilla.

Pensar en la bicicleta es bonito, pero en la realidad no existe en nuestra ciudad una cultura de respeto al ciclista, ni al peatón; si me apura no hay una cultura de respeto a nada ni nadie, aquí no hay manejo a la defensiva, sino todo a la ofensiva.

Por principio, nos han educado a que parte de nuestro status social es contar con un automóvil, de preferencia de marca y de reciente modelo, así lo hemos aprendido y hacemos. ¿Cómo cambiar?

Reventarte dos horas de ida y dos de vuelta al trabajo es un martirio en las unidades de transporte que tenemos y con el extremoso clima de nuestra urbe, de manera que cuando se tiene un poco de dinero uno de los primeros bienes que se adquieren, antes de una casa, es un vehículo.

Si el fondo de las preocupaciones gubernamentales y de las ONG’s es la contaminación, la solución sería el promover la utilización de vehículos que generen menos contaminantes, como los eléctricos y los híbridos, pero en México siempre actuamos al revés.

Resulta que en nuestro país pegarle al “comprometido con el medio ambiente” resulta caro, mucho más caro que adquirir un vehículo de gasolina y así está difícil.

En países desarrollados existen incentivos económicos y fiscales para quienes optan por comprar este tipo de autos y son mucho más baratos que las versiones que funcionan con gasolina.

¿Qué espera el gobierno para implementar planes así?

Como el ejemplo de la dieta: mientras que en este país sea más barata una hamburguesa con papas y refresco que una ensalada, seguiremos siendo gordos.

ftijerin@rtvnews.com