“Gobernar a base de miedo es eficacísimo.
Si usted amenaza a la gente con que los va a degollar,
luego no los degüella, pero los explota,
los engancha a una carroza.
Ellos pensaran; bueno, al menos no nos ha degollado”
José Luis Sampedro
Se equivoca Víctor Fuentes, el alcalde de San Nicolás, cuando amenaza a los dueños de tiendas de conveniencia con clausurar sus negocios si no implementan mayores medidas de seguridad.
Fuentes no puede culpar a los comerciantes de su incapacidad para combatir a la delincuencia.
El edil equivoca el camino, no es la represión, sino la convicción, la que puede rendirle dividendos.
Si los robos en la zona metropolitana se han incrementado entre un 25 y un 30 por ciento en una semana no es culpa de las tiendas, sino de una autoridad que no sabe cómo combatir el fenómeno. La función primordial de una autoridad es brindar a la ciudadanía, incluidos los comerciantes, seguridad en sus personas y patrimonio, por lo que la amenaza del alcalde nicolaíta está fuera de toda proporción.
Las respuestas a un fenómeno social tan complejo como es el incremento en la criminalidad no están en ocurrencias de un alcalde, en el pretexto “barato” (por llamarlo de la mejor manera) del gobernador de que le hacen falta policías o en simplemente aventar la pelota y exigir, mediante la amenaza abierta de la clausura, que los particulares incrementen su seguridad.
Como autoridad están fallando a una responsabilidad básica y fundamental y no tenemos que recordarles que para eso fueron electos, para cumplir, porque en campaña nos dijeron que tenían las respuestas y sabían cómo hacerlo.
Que no venga Víctor Fuentes con amenazas y con cuentos, porque legalmente no puede clausurar ni un baño por esos motivos, mucho menos una tienda de conveniencia. Y que no le pegue al “sabroso”, porque no se va a meter en un lío con las grandes firmas propietarias de esos establecimientos que a la primera de cambios lo dejarán en ridículo.
Convencer, no amenazar, es el camino.