“El coraje no se puede simular: es una virtud que escapa a la hipocresía”
Napoleón I
Tal vez ni siquiera el tiempo, ese gran maestro, sea capaz de explicarnos con claridad si la supuesta decisión que está tomando Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón de dejas las filas de Acción Nacional sea producto de un acto de honestidad responsable y congruente o un mero berrinche porque no le cumplen su capricho de ser la candidata presidencial.
Uno pudiese pensar que la filtración a ciertos medios y columnas de su posible salida de las filas blanquiazules, así como su respuesta en Twitter anticipando una rueda de prensa para hoy al mediodía, no es otra cosa que una forma de chantaje o ultimátum al CEN panista.
Habría que adentrarnos en el yo interno de Margarita para saber si la mueven los ideales de los prohombres que formaron al PAN, sobre todo aquello de “el bien común”, lo que motiva su deserción y registro como aspirante independiente a la candidatura presidencial, o de plano es la única salida que encontró porque no halló la manera de convencer a todos los grupos y tribus blanquiazules y sin ello la posibilidad de convertirse en la abanderada a la silla grande.
Lo que sí resulta una pena es que aspectos como el amor por los colores, la congruencia partidaria, el espíritu de anteponer el estatuto y los ideales por encima de las aspiraciones personales, se dejen de lado.
Como el niño rico de la colonia que a mitad de partido se metía a la cancha y tomaba el balón diciendo: “se acabó el juego, si no me dejan participar me llevo mi pelota a mi casa”.
Sólo ella y la alta jerarquía conocen la realidad y cada bando contará la historia según le convenga, pero reitero, ¿qué es lo mejor para el país?
Evidentemente no son los berrinches la mejor manera de conducir a México y conducirse. Una decisión de este tipo fractura el voto duro panista y al mismo tiempo atomiza la fuerza, lo que inevitablemente significa potencializar las posibilidades de otros aspirantes.
¿Valdrá la pena el berrinche?
¿Tiene posibilidades reales de ganar como independiente? ¿A quién beneficia realmente su salida del PAN y su candidatura independiente en caso de que pueda reunir las firmas necesarias? ¿Será capaz la ex primera dama de jugar el perverso juego de “como yo no soy ahora se joden?”
Puede que el tiempo nos lo diga, pero estoy casi seguro que moriremos sin saber el secreto de lo que hoy parece un berrinche.