“La primera vez que me engañes, será culpa tuya;
la segunda vez, la culpa será mía”
Proverbio árabe
Y de repente, por arte de birlibirloque, Víctor Fuentes nos catafixia, cual Chabelo, su responsabilidad de brindar seguridad a las personas y los comercios, por el insano cumplimiento de un mandato de Desarrollo Urbano que obliga a mil y un exigencias a las tiendas de conveniencia para que puedan tener dentro un cajero automático.
Como aquel cuento de la novia que te deja, pero al revés: “No soy yo, eres tu”.
Entendámonos, las instituciones bancarias se vieron obligadas a colocar sus cajeros en el interior de esas tiendas buscando evitar que las siguieran robando, pero fundamentalmente para impedir que sus clientes fueran asaltados al salir, pensando en que con más luz y testigos podrían disuadir a los ladrones.
No es, no puede ser, que imponiendo más reglamentos y leyes la autoridad pretenda aparentar que cumple con su función. No pueden evadir su responsabilidad imponiendo más requisitos.
La tarea para la que Víctor Fuentes fue electo fue la de brindar seguridad y servicios. ¿Ahora resulta que en un barato cambalache los culpables de sus fallas somos los ciudadanos y encima de robados y abusados debemos pagarle y realizar trámites para poder recibir un servicio en un lugar público del cual él, y sólo él, es el responsable de mantener a salvo?
Se equivoca el alcalde y se equivoca cual “espantosa X” de Chabelo, porque esto no es un juego para saber quién tiene la culpa, como tampoco se trata de doblar apuestas, el punto es que el edil cumpla y haga cumplir una ley que un día juró realizar; se trata de que exprima el cerebro para encontrar soluciones prácticas, no la salida fácil y por la tangente de endosarle al ciudadano las broncas.
Necesitamos autoridades comprometidas, no magos de carpa que intenten engañarnos con un truco barato.