“Sólo es democracia si
resulta en lo que él dice”
Yomero
Primero lo aceptas como un intento real de cambiar las cosas, pero cuando no acepta otras opiniones y todo debe ser al son de la música que él toca, empiezas a dudar; luego piensas que tiene un enfermizo afán protagónico y aunque no lo justificas intentas comprenderlo, pero cuando de nuevo insiste y vuelve a la carga con su cantaleta, te asalta la duda y empiezas a pensar mal.
Gilberto Lozano, el “luchador social”, tensó la cuerda de más en su protesta contra el gasolinazo que terminó con los desmanes en Palacio de Gobierno y los saqueos en tiendas; es cierto, no es culpable del hecho, pero sí de haber reunido a toda esa población. ¿Justificada la protesta? Evidentemente sí, pero carente de una estrategia para blindarla de infiltraciones, también.
Como el jugador del póker Lozano apuesta al “bluff” e insiste con otra protesta sobre el precio de las gasolinas, cuando ya el país entero se conformó y aceptó, cuando a nadie le ha importado en realidad y no se ha consumado la diferencia de precios entre las estaciones de servicio, cuando los medios no le han dado seguimiento para saber en dónde hay precios más económicos.
Lo grave es que con el único propósito de darse a notar, Gilberto Lozano convoca a una nueva marcha, partiendo de cinco puntos, en viernes y a las 5 de la tarde, buscando desquiciar la ciudad, atentando contra la ecología y el medio ambiente, atacando el tiempo de las familias, azuzando a la violencia intrafamiliar y vecinal, provocando el caos.
¿Es que un solo individuo puede alterar así la paz y el orden?
¿Quiere protestar? Pues hombre, arme su marcha y manifestación el domingo a las 6 de la mañana y así no perjudica a nadie, porque los que realmente resienten sus protestas son los ciudadanos, quienes pagan las consecuencias en consumo de gasolina, retrasos, corajes, horas perdidas, somos nosotros y eso al gobierno le tiene sin cuidado.
Pero Gilberto Lozano le apuesta a algo más porque es un tema perdido, ya a nadie le importa en realidad si se puede o no bajar el precio de la gasolina y si ya tuvo una mala experiencia en el evento anterior, ¿por qué insistir? Tengo que volver a pensar mal, tengo que cuestionar, tengo que decirlo.
A cada error, a cada fallo, la legitimidad como “luchador social” de Lozano se debilita, pero no impide que nos pueda desquiciar la metrópoli con sus protestas; ¿a quién le convienen estas manifestaciones, quién paga por ellas?
Veamos el “bluff” y esperemos a que el viernes 5 de mayo se abra de cartas para saber la capacidad real y su poder de convocatoria, a enterarnos de bien a bien si su argumento tiene repercusión o si ya se ha convertido en un cartucho quemado más, como tantos otros que han terminado en el olvido.