“Estás viendo y no miras”
Don Baldomero Garza
El diputado priista José Luis Garza Ochoa, presidente de la Comisión de Transporte del Congreso del Estado, es el clásico ejemplo de la famosa frase de don Baldomero Garza que decía: “Estás viendo y no miras”.
En el momento justo en que se ha desatado un escándalo por el abuso de funcionarios estatales hacia un prestador del servicio de Uber, el diputado sale con la gracejada de que “el proyecto de reformas a la Ley Estatal de Transporte, para regular plataformas del servicio privado de pasajeros, como Uber, saldrá en cuestión de días”.
¿Es que acaso no se dio cuenta del despiporre que se armó y que llegó al punto en que el Gobernador le ordenó al Secretario de Gobierno atender a los dueños de los Uber’s para calmar las aguas?
¿Es que acaso el diputado es ciego y sordo -pero no mudo- y no se percató de cómo le fue al impresentable ese que dizque dirige la Agencia del Transporte por un pésimo comentario, tras el accidente de un Uber que publicó en su Facebook y que le costó 50 (de sin cuenta, no cincuenta) críticas?
Para tirarse al piso de la risa es lo que añadió Garza Ochoa que informó que la propuesta de reformas no la elabora la comisión que preside, sino la de Medio Ambiente.
José Luis Garza Ochoa es como los malos boxeadores, esos que cabecean para el lado del golpe.
Las aplicaciones móviles para el uso de taxis vinieron a destronar a un monopolio que durante décadas fue exclusivo de las centrales obreras de Nuevo León y al que, por conveniencia, dejaron pasar a unos cuantos particulares. Pero no fueron en realidad los nuevos prestadores o la posibilidad de buscarlos vía Internet, fue el mal servicio, los abusos, la falta de vigilancia y seguridad, la complicidad de la autoridad, los que les dieron en la torre a uno de los más nobles negocios que han existido en el planeta.
No será con un inepto diputado que pretende torcer la realidad y la legalidad con un decreto, como tampoco será con funcionarios públicos deshonestos que fijan su criterio por conveniencia económica y desatan cacerías de prestadores de servicio, como terminarán con la modernidad y eficiencia de un servicio que, está demostrado, es mil veces mejor que lo que antes teníamos.
O se aclimatan o se aclifriegan.
Por cierto, ¿qué tan cierto será que para emplacar y ponerles calcas a 30 mil taxis que existen en Nuevo León la Agencia del Transporte está pidiendo 120 millones de pesos de presupuesto? ¿Eso es lo que valen 60 mil placas metálicas y las calcomanías necesarias? No sé a usted, pero me parece que es muchísimo dinero.