“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”
Eduardo Galeano
Un mes se ha cumplido de la requisa del sistema Ecovía y de la clausura temporal de operaciones de las pedreras y hasta la fecha los ciudadanos seguimos en las mismas; poco o casi nada ha cambiado, tal vez algo en las pedreras, pero en el caso del BRT regio las cosas siguen igual, o peor.
Nos enteramos por la prensa que las unidades del “sistema inteligente” del carril confinado terminan haciendo exactamente lo mismo que los camiones del transporte urbano, jugando carreritas, empalmados sobre la ruta en horas que no son cruciales en lo que evidencia una absoluta falta de control.
Es comprensible que en horas clave haya dos unidades llegando juntas a una estación para dar abasto, ¿pero cuando no es así, cómo explicarlo?
El reportaje nos deja ver que lejos de la modernidad que se presume en un sistema, la Ecovía está mal planeada y no tiene sistemas inteligentes que permitan controlar el flujo, demanda y requerimientos.
Si la premisa de las autoridades para la inoperatividad es la falta de unidades, ¿cómo diantres es posible que se empalmen dos camiones y que recorran la ruta entera así?
No se trata de un tema menor, sino de la evidencia clara y contundente de que la requisa se hizo sin un plan definido, sin una idea concreta, con un afán pirotécnico y que a un mes de realizada no tienen ni remota idea de qué hacer.
El tiempo vuela y los compromisos acechan, no es una situación que se pueda sostener por la simple voluntad de un anuncio, por lo que o dan resultados o volvemos al esquema anterior.
Lo triste es que nos vendieron la Ecovía como un esquema moderno de transporte y hoy nos damos cuenta de que no son capaces de saber en dónde está cada camión minuto a minuto.
Hay mil maneras económicas, prácticas y sencillas de hacerlo. Ojalá se decidan a implementarlo.
Si no saben, les digo cómo.
