“El cansancio ronca sobre los guijarros;
en tanto que la pereza halla dura la almohada de pluma”
William Shakespeare
Terminas por cansarte, por hartarte de repetir una y otra vez la misma historia, por gritar a los cuatro vientos que el área metropolitana requiere de un drenaje profundo, pero que no hay desagüe que funcione mientras tengamos a una autoridad que siga aprobando la construcción de nuevas edificaciones en sitios prohibidos y, lo peor, mientras exista una población que de manera irresponsable siga tirando basura y con ello impidiendo que las coladeras hagan su trabajo.
Y es que resulta casi un delito el que nuestros alcaldes incumplan con su trabajo y sean culpables por omisión de realizar actos preventivos, como sería el limpiar calles y avenidas de basura, así como destapar alcantarillas y colectores semanas antes de las épocas de lluvias. Monterrey no miente a pesar de su extremoso clima: mayo y septiembre son épocas de lluvias, ocasionalmente julio, algo en febrero, pero párele de contar, ¿por qué siempre tenemos que repetir la historia?
Resulta criminal, no sólo por los daños a la infraestructura, sino por los perjuicios que terminan pagando los usuarios, el observar placas completas de pavimento desgajadas, sacadas como piezas de rompecabezas de la carpeta, evidencia clara de una absoluta irresponsabilidad, pésimos materiales y mala ejecución, además obvio del robo a las arcas por cobrar lo que a todas luces es un timo.
Porque las lluvias, por más fuertes o recargadas que sean, no deberían ser motivo para la formación de un solo bache en la carpeta asfáltica, siempre y cuando se respetasen y cuidasen desniveles, flujos y un eficiente sistema de conducción de aguas, pero no es así, porque ya lo dijo un viejo político: “en el bacheo está el ganeo”, frase que sigue siendo válida:
Es frustrante contar cada año la misma historia, con sus matices, con muertos y desaparecidos, con historias de heroísmo de cuerpos de rescate, pero también con la irresponsabilidad de muchos ciudadanos que arriesgan su vida con tal de preservar su patrimonio en forma de un vehículo el cual confunden con una lancha.
Igual de triste resulta ver que quienes con ilusión adquirieron una casa lo ven todo perdido o terminan por enterarse que de alguna corrupta manera se construyó una calle en un fraccionamiento sobre una caída natural de agua, lo que les remite irremediablemente a que serán eternos cautivos del peligro.
¿Cuándo seremos capaces de cambiar la historia? ¿Cuándo tendremos autoridades responsables? ¿Cuándo dejaremos de tirar basura y realizar nuestro aporte para no vernos, nosotros mismos, en riesgo?
¡Basta ya de echarle la culpa al gobierno! ¡Basta ya de que el gobierno le eche la culpa al anterior! ¡Basta ya de decir que no se puede construir un drenaje!
¿De qué tamaño requerimos que sea la tragedia para poner manos a la obra? ¿Cuándo nos cansaremos de este cansancio?
