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23/08/2017

Chantaje

 

“No es lo mismo los tres mosqueteros,
que veinte años después”.
Refrán popular

Si como aseguró ayer una columna Adalberto Madero ha enviado mensajes a la dirigencia del PAN afirmando que de definirse la candidatura por la alcaldía de Monterrey mediante una elección abierta la ganaría de calle y que si lo dejan fuera de la jugada buscaría la opción de contender por otro partido para restarle votos al albiazul, nos encontramos ante un evidente, claro y vil chantaje.

Creo que no hay por qué alarmarse, Maderito se equivoca garrafalmente, porque si bien es cierto el poder da riquezas, también desgasta y en su caso el desgaste de su imagen ha sido directamente proporcional a los desmanes de los que le acusan dejó a su paso por la alcaldía.

Es verdad que se conoce como pocos los secretos de una campaña, que es incansable y terco como una mula, que tiene los recursos económicos suficientes para “convencer” a toda una estructura para que salga a “votar” a su favor, pero ya es tiempo que su sobrexposición le cargue cuentas.

Ya lo hizo tres veces: como diputado local, como senador y como alcalde y le funcionó. ¿Le funcionaría una cuarta? Difícilmente; baste recordar las escandalosas acusaciones de corrupción en las que se vio envuelto, sin comprobar es cierto, pero en política la percepción es mil veces más importante que la realidad.

¿Con simples becas conseguiría su objetivo? ¿Comiendo chicharrones en un Oxxo mientras una dependienta le canta?

Madero confunde la popularidad con el apoyo real y es ahí donde se equivoca, porque no es popular por sus logros ni por simpático, sino porque la gente se ríe de sus ocurrencias, pero sobre todo por su desfachatez y la ligereza con la que se toma las críticas en su contra.

Lo grave, lo triste, lo preocupante, es que a estas alturas insista en hacer política de la de antes, de la que sustenta y soporta en el chantaje, en el clientelismo, en la compra de votos y voluntades y que además, por su fuera poco, se dé el lujo de intentar presionar por ello.

Los tiempos han cambiado y Adalberto Madero no se ha enterado. Ni el PAN ni la sociedad son los mismos de cuando llegó deslumbrando a todo y con la fuerza de un ciclón imparable que no se detenía ante nada. Por mucho que haga y diga, ni él es el mismo ni la sociedad es igual.

ftijerin@rtvnews.com