“Monterrey creció como si le hubieran puesto Rexall”
Yomero
A lo loco y a lo bestia, que no es igual, porque uno es sin orden y el otro se refiere al tamaño de enormes proporciones, así creció Monterrey, a base de pegazones y chipotes, sin una planeación y mucho menos visión de futuro, siempre resolviendo problemas, no anticipándose a ellos.
Desde hace unas semanas a algunos se les ha puesto que no desean ver más tráilers en nuestras calles y avenidas y para ello han desatado una campaña con todo tipo de argumentos en contra del transporte de carga.
¿Serán muchos o pocos 182 accidentes en lo que va del año? Depende de la óptica con que se observe, porque el número puede parecer escandaloso, pero si lo promediamos con la cantidad de unidades pesadas que circulan en el área metropolitana resultará una bicoca.
Cierto es que “a grandes males, grandes remedios”, pero el problema es que los quejosos sólo denuncian el problema sin aportar una mínima sugerencia de cómo resolver la situación.
No se trata sólo del paso y cruce de las unidades por la ciudad, sino también de la necesidad de ingresar y sacar productos y mercancías desde cualquier punto de la metrópoli, con artículos diversos.
Las rutas y lugares por donde hoy por hoy pueden circular han sido definidos en base a soluciones de bote-pronto, pero con el agravante de que pareciera que una vez medio arregladas las cosas nos empecinamos en volverlas a descomponer. Ahí está el caso de Ruiz Cortines, una rúa netamente industrial ya que ahí están enclavadas un buen número de empresas, pero como la avenida cruza de lado a lado la ciudad, pues se les ocurrió poner ahí la Ecovía, argumentando que sacarían los camiones de transporte urbano, pero al mismo tiempo limitando la capacidad. ¿El resultado?: Un caos. Y todo porque no anticiparon qué hacer con los tráilers.
Sí, son odiosos, enormes, peligrosos, pero absolutamente necesarios, por lo que por más chillidos que peguen tendremos que seguirlos aguantando.
Existen en el mundo muchísimas ciudades que han pasado por nuestro mismo problema y que han encontrado soluciones prácticas para permitir la coexistencia del transporte de carga y el resto de los vehículos. ¿Por qué en lugar de quejarse amargamente no van buscando opciones, proponiendo soluciones y apostando por como sí arreglar las cosas?
Como dicen en mi rancho: “El remedio y el trapito”.