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11/08/2017

¿Cómo?

“¿Qué importa saber lo qué es una recta si no se sabe lo que es la rectitud”
Séneca

El valor más importante para un personaje público, sobre todo un político, es la confianza, sin ella no hay futuro.

Samuel García, diputado, coordinador de la fracción, presidente estatal del partido, office-boy, recepcionista y mensajero llegó al Congreso del Estado, “haiga sido como haiga sido” (Calderón dixit), pero sobre todo porque en el momento oportuno tuvo el discurso ideal que no es otro que el que la gente quería escuchar.

Pero puede que los engañes una vez, ¿pero dos?

Leo que Samuelito García dice que la corte de La Haya aceptó su denuncia contra Javier Duarte, aunque no muestra un papel, dice – sólo dice- que le enviaron un correo electrónico; después declara que busca consolidar su bancada agregando a esquiroles, perdón disidentes o arrepentidos de otros partidos, pero tampoco dice quiénes o cómo, para recuperar el sitio de tercera fuerza política y que le entreguen de vuelta comisiones y hasta la presidencia del Congreso.

Todo muy bien, pero…

¿Cómo explicar que menos de 24 horas después está sentado en el presídium en Montemorelos en un evento de Morena acompañando a López Obrador?

¿Es la bancada de Movimiento Ciudadano la que quiere fortalecer o una bancada de Morena?

Lo grave, lo preocupante, lo difícil de aceptar, es la facilidad para cambiarse de piel, porque un día reniega del gobierno y al siguiente actúa como testaferros del Bronco peleando con los partidos; porque al día siguiente reniega del sistema y después recuerda que es el presidente estatal de un partido y horas después aparece en un evento de un partido distinto.

Congruencia, coherencia y rectitud son valores que la sociedad exige para entregar el voto. De nada vale la hiperactividad mediática de Samuel si cada día aparece con un disfraz diferente y si no es capaz de sustentar con pruebas sus dichos; de nada sirve si es “ajonjolí de todos los moles” y si todo propone pero nada concreta.

Tal vez la apuesta de “Sammy” sea el deslumbrar a inocentes, pero los que no son inocentes serán sus rivales que en campaña le recordarán sus traspiés, sus pifias, sus promesas, sus mil y un propuestas sin seguimiento y su falta de congruencia.

¿Cómo creerle a alguien así?

ftijerin@rtvnews.com