“El problema es cuando se politizan las cosas”
Yomero
Ni modo de no entrarle, llevan más de una semana a duro y dale, a viene y regresa, a réplicas y contrarréplicas, en el asunto de Opus 102.1.
Y si han aparecido muchos más radioescuchas de la estación de los que jamás nadie imaginó, también es cierto que la discusión ha dado paso a la cátedra de un número mayor de especialistas en temas de cultura y medios públicos. Todas las opiniones son respetables, pero mucho me temo que llegan motivadas por la circunstancia específica y no por un verdadero interés en la estación, porque de ser así hace mucho, pero mucho, se habrían dejado sentir.
Hablaré de lo que sé y me consta. Conocí esa esa estación cuando operaba en dos cuartos prefabricados en la azotea de Palacio de Gobierno y en esa cabina y esos micrófonos hice durante algún tiempo un noticiero con el finado René Alonso Estrada, en los inicios de la administración de don Alfonso Martínez Domínguez.
Tiempo después me tocó ver la transición del viejo sistema de radio-mensajes que existía para enlazar comunidades para dar paso a la señal de un sistema estatal de radio; viví la etapa en la que convivían distintos géneros musicales y por la noche era una delicia el escuchar a don Raúl Alvarado Ortiz con la saga de lo que fue “Operación Cupido” y que creo recordar se llamaba “Caminos de Ayer”.
Me tocó escucharla a lo lejos cuando en tiempos de Fernando Von Rossum (lo sigo queriendo harto por su mentira) le dieron a la estación un aire de música de supermercado, pero sin una vocación, perfil o estrategia.
Tuve la oportunidad de ser partícipe indirecto de la gestión y arranque del formato de Opus, al laborar al lado de Méntor Tijerina; vi con beneplácito su desarrollo y crecimiento.
Y sí, ahí ha estado durante largos años como una ínsula, un oasis de paz en medio de una radio que vive una transición y que en su giro comercial ha ganado en albures, contenidos huecos y leperadas. Contados son los casos de nuevas propuestas que valgan la pena en los últimos tiempos.
Pero la estación de FM del Gobierno de Nuevo León ahí seguía y nadie volteaba a verla, nadie hablaba de ella, nadie pedía incrementar el presupuesto, mejorar el equipo, darle variedad, modificar su programación o hacer algo diferente. Ahí estaba y nada más.
Pero todo fue que el gobierno tuviese la idea de darle un giro de 180 grados para alborotar el cotarro y se armó la rebambaramba y aparecieron los defensores y le salieron debajo de las piedras radioescuchas.
Siento, lo digo con sinceridad, que Opus requería un necesario refresco, vientos de aire nuevo, pero manteniendo su perfil y su misión; el golpe de timón me parece brusco y atrevido, ya se verá quién tiene la razón.
Lo verdaderamente preocupante es cuántos de esos quejosos que hoy elevan la voz lo hacen simplemente por darle la contra al gobernador y cuántos en realidad están preocupados por la estación y su oferta cultural.
¿Y si todos vamos buscando cómo sí hacer que concuerden y convivan las propuestas de todas las partes?