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20/06/2016

Comunicación

“Las personas cambian y generalmente se olvidan
de comunicar dicho cambio a los demás”
Lilliam Hellman

En campaña dijeron que conocían bien los problemas de la ciudad y que tenían todas las soluciones para resolverlos, así tocaron a la puerta y nos pidieron nuestra confianza y el voto; hoy resulta que no tenían ni remota idea del berenjenal en el que se estaban metiendo.

De nada les sirvió la etapa de transición, porque nunca se enteraron de los pasivos y de las deudas, de los problemas financieros y de la falta de liquidez; de que las arcas estaban vacías y además estaban endeudados hasta el cuello.

Esa es, en palabras simples y llanas, la radiografía de nuestros alcaldes que ahora pretenden cobrar hasta por respirar, argumentando que no tienen recursos.

Más que la falta de dineros lo que les falta a los ediles metropolitanos, además de vergüenza, es una comunicación más eficiente y asertiva.

Y es que no pueden pedirnos que paguemos el alumbrado público el mismo día en que unos ladrones les roban 500 metros de cable de esas luminarias con valor de unos 200 mil pesos.

 

No pueden, lo digo en serio, salirnos con la chupaleta de que la aportación sería menor al costo de una Tecate porque ese no es argumento, la Tecate es mía, me la gané y me la compré, ¿por qué me la va a quitar un irresponsable alcalde al que no le alcanzan los recursos para cumplir con lo que prometió hace un año?

Les falla la comunicación desde el momento mismo en que intentan hacer las cosas en lo oscurito, porque a pesar de todo nos enteramos de sus acuerdos y sus absurdas peticiones y cuando las cosas se hacen así terminan fallando estrepitosamente. Distinto sería el realizar una estrategia de comunicación con una etapa de sensibilización, propuesta de soluciones y de petición a la ciudadanía a sumarse a la respuesta.

Pero no, lo hacen todo al revés y además se encabritan cuando la gente les responde que no.

Y eso que no se les da, por su soberbia y tozudez, no es tan complicado; existen cientos de ejemplos de lugares en donde han incrementado los impuestos en el mundo no sólo con éxito, sino con una adhesión social real y verdadera, pero no aquí, aquí sólo saben imponerla con la “Ley de Herodes”.

No es a la de a fuerza, porque así ni los zapatos entran; es con ideas, con estrategia, con campañas reales, con convencimiento, no con imposiciones como la de “o subimos el predial o cobramos el alumbrado”, porque una buena respuesta podría ser: “O lo resuelven o los corremos”.

Le falta y les urge comunicación. Cuando resuelvan ese pequeño detalle, habrán resuelto sus problemas.

P.D.- Hasta pronto querido Hugo, el presidente vitalicio del Club de los “Perros del mal”. Se extrañará tu charla, tu maestría, tu cultura, tozudez, acidez en la crítica y justicia en el texto, tu gusto por la comida y tu trato con los amigos.

 

ftijerin@rtvnews.com