“La conciencia es una voz interior que nos advierte que alguien puede estar mirando”
Henry-Louis Mencken
Antes de gritonear y culpar a los gobiernos de hace un titipuchal de años de no haber invertido y seguir sin invertir en un drenaje profundo en Monterrey, deberíamos admitir que padecemos de un gravísimo problema de conciencia.
De nada servirá meterle millones y millones de pesos a una red que conduzca las aguas de lluvia para evitar inundaciones, mientras no resolvamos primero que los colectores y rejillas no se taponeen con la basura que todos tiramos en las calles.
Treinta toneladas de basura se recolectaron en sólo dos días en los desagües de nuestras calles y avenidas, un mundo de papeles, llantas, desperdicios, bolsas y demás.
Y sí, nos hace falta una gran obra de drenaje y el pretexto ha sido y sigue siendo el mismo: nadie se quiere aventar el tiro porque se trata de una obra enterrada, que no luce, que nadie ve; sí, pero que salva vidas.
Pero antes de abrir las calles, debemos primero realizar un enorme esfuerzo de conciencia colectiva para que la gente deje de tirar basura.
Se me ocurre colocar nomenclatura y letreros en inglés, a ver si así se confunden y creen que están en los Estados Unidos en donde todos somos ciudadanos modelo; de paso respetarán límites de velocidad.
Pero como en el caso del “Ehhhhhh puto”, no es mediante la amenaza, la fotomulta y la coerción, sino con el convencimiento creativo, como esto se puede lograr, pero resulta que como siempre, pasan las aguas, pasan los días y todo el mundo se olvida del tema.
El reto está ahí, en crear conciencia, ¿quién se avienta?
