“El papel de las mujeres en el progreso de la civilización
es mucho mayor que el del hombre,
por lo que debería desarrollar sus aptitudes
de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres”
Alexis Carrel
Con demasiada frecuencia escuchamos a representantes de los distintos niveles de gobierno afirmar que existe una estupenda coordinación entre todos y que las cosas funcionan a las mil maravillas, pero los hechos los desmienten una y otra vez.
Desde hace tiempo hay una seria preocupación por el tema de la violencia contra las mujeres y de manera cotidiana se anuncian programas y acciones implementando soluciones, pero en todos los casos terminas por aceptar que se trata de “escopetazos”, hechos aislados, iniciativas individuales más producto de la ocurrencia que de un esfuerzo conjunto y de verdad, lo digo en serio, resulta una pena.
Porque concluyes que en el fondo no se trata de resolver las cosas, sino de utilizar -dicho de la peor y más peyorativa de las formas- una tendencia para conseguir publicidad gratuita, para destacar en medios, para aparecer en la foto y no para ayudar a las mujeres en desgracia.
Visto así ¿para qué ceder mis cinco minutos de fama y compartirlos con alguien más?
Es imperativo un ente rector, un agente aglutinador, alguien con la suficiente autoridad y capacidad para conjuntar ideas y esfuerzos, programas, acciones, iniciativas.
¿Hasta cuándo dejarán de mentir? ¿Hasta cuándo dejarán de lucrar diciendo que defienden a la mujer? ¿Hasta cuándo dejarán de engañar -y lo que es peor, de engañarse- aseverando que “empoderan” a la mujer cuando en realidad lo que buscan es obtener un beneficio personal?
Tan o más grave que la violación de los derechos de las mujeres y el maltrato que sufren es el uso que algunas mujeres hacen del tema como bandera buscando obtener ganancias personales.
Muchas son las instancias que deberían organizarse y organizar al resto de las involucradas, pero falta una buena dosis de humildad, de verdadero espíritu de ayuda, de ser, sentirse y comportarse como mujeres, renunciando a los reflectores y pensando en el bien de todas.
No se coordinan ni solas.
