“¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!…
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!”
Enrique Santos Discépolo – “Cambalache”
Si “por sus actos los conoceréis”, cualquiera pensaría que el PRI está en jauja, que no fue vapuleado en las pasadas elecciones, que goza como antaño de las preferencias mayoritarias y que en Nuevo León es una fuerza política que no tiene ni competencia ni comparación.
Sumergido en la más grave crisis de su historia, por su conducción te das cuenta que en Nuevo León carece de rumbo y sentido, de mando y liderazgo y que a falta de guía todos hacen lo que quieren… o lo que pueden.
En medio de la inseguridad creciente, con el conflicto magisterial a tope, una escasez de recursos en el gobierno, cuentas públicas atrasadas, funcionarios de su partido acusados, se impondría una oposición inteligente, responsable, madura, documentada, informada, estratégica, pero no, andan sueltos y sin brújula.
Para muestra la diputada Maribel Villalón que en una semana ha tenido una frenética actividad: el 6 de julio fue a la estatua de El Ángel, en Madero y Diego de Montemayor para pedir su restauración; luego el día 8 presentó un exhorto para que los negocios con venta de comidas preparadas o de auto preparación cuenten con un lugar para lavarse las manos o gel antibacterial; y para cerrar con broche de oro ayer presentó un exhorto más para que los municipios metropolitanos reparen las mallas ciclónicas en mal estado que haya en los camellones de avenidas y calles.
¡Genial, sensacional, increíble, fantástico! ¡Y eso que fue secretaria general del partido durante largo tiempo!
Pero no vaya usted a creer que la legisladora lanza exhortos “de oídas” o por una simple queja ciudadana, no, no, no, en el asunto de las mallas ciclónicas lo hace porque, según declaró: “A mí me sucedió y casi al mismo tiempo le sucedió a 15 personas más”; o sea, la tribuna legislativa al servicio de los intereses particulares de la diputada, ¡faltaba más!
Otro caso el de Eugenio Montiel que en su enfermiza fijación contra Margarita Arellanes insiste y machaca con denunciarla, sin darse cuenta de que “escupe para arriba”, porque no dice y hace lo mismo con los anteriores gobiernos del PRI. ¿Cree que somos estúpidos?
¿Y el coordinador de los diputados Marco González? ¡Bien gracias, negociando en directo y para él, no para el partido! ¿Y el dirigente estatal del partido? ¡Bien gracias también!, escondido y enconchado porque no sabe qué hacer con el cambio de dirigencia nacional y porque sabe, eso sí, que en cualquier momento lo puede alcanzar el largo brazo de la ley.
Enrique Ochoa Reza, el nuevo dirigente nacional tricolor, debería buscar a alguien que le informe lo que sucede de verdad en Nuevo León, que no es muy distinto al resto del país, pero que aquí toma dimensiones monumentales.