“La vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema”
Woody Allen
El Honorable Congreso del Estado de Nuevo León se compone de 42 integrantes cuyas decisiones, sin importar el partido político del que provengan o el distrito que representen, benefician o afectan a los habitantes de toda la entidad.
No son entonces diputados de un lugar o de un partido, vaya, ni están ahí para legislar exclusivamente para quienes votaron por ellos.
Quiero invitarle a hacer un ejercicio. A un año y nueve meses de que asumieron su encargo, me gustaría que sin trampas ni chapuzas haga usted una lista para ver a cuántos de esos 42 recuerda por su nombre o de perdido por su apodo.
Son 42 que cobran un nada despreciable sueldo, más algunos apoyos y bonos.
Son 42 de los cuales no sabemos ni tenemos noticia de lo que hacen o dejan de hacer la inmensa mayoría. No hablan, no aparecen, no suben a tribuna, no dan declaraciones, no realizan actividades externas.
Y de todas formas cobran su sueldo íntegro. Están ahí pero como si no estuvieran, como si no existieran, manteniendo un bajísimo perfil para alejarse de los problemas y ello implica también el alinearse a las directrices que les dictan sus partidos y coordinadores para no meterse en problemas.
De ellos 26 fueron electos por las mayorías y 16 llegaron por el principio de representación proporcional.
En serio, ¿cuántos recuerda?, ¿por qué se acuerda de ellos?
Regularmente los diputados se justifican diciendo que a la mayoría de las personas les hace falta cultura cívica para saber cuál es su función, pero si nadie se los explica ¿cómo quieren que lo entiendan? Si ningún diputado hace algo memorable y de un beneficio real y tangible para la sociedad, ¿cómo quieren que los conozcan?
Y por increíble que parezca en el seno del Poder Legislativo ocurren cientos de buenas historias y acciones que se pierden día con día en el mar de la grilla y la politiquería barata.
Nuestros diputados no representan a nadie porque nadie se siente representado por ellos, porque repartir apoyos y realizar gestorías u otorgar becas no es legislar ni ayudar a la gente y mucho menos representarla; no se sienten representados porque no tienen ni remota idea de lo que hacen y eso señores es una falla gravísima de comunicación.
La actual legislatura, si de verdad se supone sirve a los partidos políticos, tendría la encomienda primaria de devolver la confianza ciudadana en ellos y no ha sido así sino al contrario; la actual legislatura pasará a la historia como una de las más grises e insípidas y más que por su falta de resultados, por su pésima comunicación.
¿Cuántos nombres de diputados ha podido recordar?