“Siempre hay alguien que te dice lo que debes hacer, ya no existe el silencio, en todas partes hay ruido;
si tú no estás con tus propios pensamientos, cómo vas a entender el sentido de las cosas, es imposible.
Vivimos bajo una manipulación perversa, muy sutil”
Susanna Tamaro
Juro solemnemente que intento, pero no logro entender al Paco Cienfuegos, el alcalde de Guadalupe, cuando intenta explicar que no será la empresa encargada del sistema de fotomultas la que imponga las sanciones, sino agentes de tránsito certificados.
No entiendo la pobre explicación del edil porque en su intento de justificación termina diciendo nada.
Afirma: “El proceso de la empresa termina notificando a la autoridad la posible infracción que haya cometido un conductor… nosotros tenemos oficiales de Tránsito de crucero certificados que dan validez a la infracción, que la firman antes de que sea enviada”.
Por principio, la empresa no puede multarte porque no tiene capacidad jurídica para hacerlo, pero técnicamente es correcta la “validación” de un agente, ¿quién lo certifica? ¿cómo lo hace?
El meollo del asunto no está en la multa o la prevención (lo que se niega a aceptar el alcalde), sino en el curioso arreglo con la empresa que lleva un porcentaje de las multas aplicadas, porque es ahí en donde empiezan los “asegunes”.
El sensor del radar está ajustado a una velocidad, pero, ¿qué pasa si en lugar de 50 kilómetros como marca el señalamiento lo colocamos a 45? ¿Podrá el avezado ojo del oficial de tránsito determinar la diferencia de apenas 5 kilómetros por hora en un auto en movimiento?
¿Cómo discutirle a la foto -única prueba del sistema- que afirma que tu vehículo estuvo en cierto lugar, cierto día a cierta hora y que circulaba a determinada velocidad? La foto es eso, una imagen, no un tramo específico en donde mediante un video a tiempo real determine la velocidad en que lo cruzas. ¿Entonces?
Por otra parte, el sistema de apelación diseñado por el municipio es un viacrucis que apuesta a reventar la paciencia del más pintado, porque hay que ir a un módulo, para después pasar a un área de audiencias en donde te darán una cita y ya en la cita (otro día, a otra hora porque andamos sobrados de tiempo), un juez y un agente, con base en las pruebas de ambas partes, determinarán si la multa procede o no. ¿Cómo?
Ah, pero eso sí, las audiencias serán videograbadas “para que el proceso sea transparente y el ciudadano tenga la seguridad que todo se realizará de manera correcta”. Otra vez, la videograbación de la audiencia no aporta certidumbre alguna, no justifica la aplicación de la sanción ni corrobora cosa alguna.
La pretendida justificación de mi tocayo Cienfuegos resultó ser una completa aberración, porque no dijo nada y no aclaró nada, pero nos dejó ver, eso si con diáfana claridad, que le vale sorbete lo que digan todos, el sistema va porque él dice y es ahí en donde uno empieza a dudar, ¿por qué tanta insistencia e interés?
Lo que sí tengo claro es que Cienfuegos ha comenzado a cavar su tumba política y que gracias a su tozudez no logrará reelegirse como alcalde de Guadalupe, como difícilmente podrá acceder a otro puesto por su terquedad de implantar un sistema que tiene no solo muchos detractores, sino una infinidad de dudas.