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11/05/2017

Estamos peor

“Dejemos de preocuparnos para ocuparnos”
Yomero

Titular escandaloso que llama la atención del lector “Ataca alumna de secundaria a maestro” y entrada de la nota con el elemento de seguridad para hacerla un hit: sangre;  “Una estudiante de secundaria atacó con un arma blanca a su profesor…”

Pero cuando lees la nota completa te enteras que el “arma blanca” era una navaja de sacapuntas, más inofensiva que un simple lápiz con punta, que la niña amenazaba con hacerse daño con ella y que el maestro la llevaba a la dirección porque no podía quitarle la dichosa navajita con la que había intentado cortarse las muñecas y en un descuido le hirió por la espalda, a un costado del abdomen.

Pretexto ideal para que se forme el escándalo en el rancho grande y quieran comparar la acción con lo sucedido a principios de año en un salón de secundaria.

Y volverán las discusiones por la “operación mochila” y las “harbanas” de la agrupación esa de padres de familia que traen el negociazo de las mochilas transparentes insistirán en hacer su agosto y seguirán enrolados en lo mismo, lo mismo y lo mismo.

Sería necesario aclarar que a pesar de que efectivamente se trata de un arma blanca, porque es una navaja, sus dimensiones son para botarse de risa y el filo que tiene no puede provocar otra cosa que lesiones a nivel de piel; causa mucho más daño, ya lo dije, un lápiz, la punta de un compás, unas tijeras, un desarmador o hasta una escuadra de plástico.

Lo preocupante es que un maestro no sepa cómo actuar para controlar una situación delicada, sí, pero menor. Que no sepa qué hacer con una alumna que amenaza con hacerse daño, que no la pueda controlar, que no tenga elementos (por lo menos físicos), para quitarle la navajita y que encima sea tan estúpido como para ser agredido de esa manera.

Esto nos lleva a la conclusión de que nuestros profesores no cuentan con una preparación para enfrentar situaciones de riesgo y crisis y bien haría la Secretaría de Educación en prepararlos para saber cómo comportarse en situaciones así.

Debería existir, y es evidente que no lo hay, un protocolo para esos momentos, para impedir que el alumno en problemas se haga daño, se lo haga a sus compañeros o maestros; deberían existir elementos que alerten a cualquier profesor sobre la posibilidad de una situación de peligro.

Hace tiempo lo comenté aquí: hay zonas en donde los maestros están desprotegidos, en donde su autoridad, junto con la de los directores, se ve aniquilada por la fuerza de las pandillas que los tienen atemorizados, que no pueden sancionar o reprobar a un alumno sin ser amenazados en sus personas, sus familias o sus bienes, y nadie dice nada, y el sindicato se calla, y las autoridades educativas se hacen tarugas, igualito que se hacen ante los cientos de robos a escuelas que se dan en absoluta impunidad.

Qué bueno que el Secretario de Educación ha echado a andar un programa para dotar a los planteles de materiales, pero sería mejor destinar esos recursos a poner un cuerpo de vigilancia y botones de pánico para hacerles saber a los pandilleros y rateros que ahí no deben volver porque serán castigados con todo el peso de la ley.

Pero si la prioridad en los medios es hacer escándalo, estamos mal como sociedad y si seguimos callando estamos peor.

ftijerin@rtvnews.com