“Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano”
Goethe
La iniciativa de reforma de ley del Estado que obligaría a los hoteles a recabar datos de sus huéspedes, enfocada específicamente a los moteles y hoteles de paso es una absoluta aberración que no tiene otro propósito que dotar a la autoridad de un pretexto para imponer sanciones o catafixiarlos por mordidas.
Argumentan quienes promueven la medida que se han registrado en los hoteles hechos violentos y sí, tienen razón, en los últimos tiempos y como nunca antes muchas parejas que estaban en pleno “canchis-canchis” han tenido que suspender su actividad porque les llegan a la puerta delincuentes armados que les bajan su lana, sus celulares y hasta el coche.
Hay que ser bastante torpe o bastante miope para no ver lo que es obvio. En los hoteles formales te piden invariablemente una identificación al registrarte, pero en los moteles y hoteles de paso (me dicen, no me consta), queda registrada la placa del vehículo y hay cámaras de videovigilancia que captan todos los movimientos de entrada y salida de los huéspedes, amén de que hay quienes aseguran hay cámaras ocultas en muchas habitaciones que registran lo que sucede al interior y luego los venden como videos pornográficos en puestos de distintas calles de la ciudad.
Pero aquí el punto es que la autoridad quiere obligar a los hoteleros a que tengan un registro de sus clientes. ¿No será mejor que les exijan que tengan también un registro, copia del IFE de por medio, de sus asaltantes?
Porque el verdadero fondo de la medida es un simple afán recaudatorio y si lo que quieren es poner las cosas difíciles para poder facilitar la cobranza, que mejor les pidan que si no tienen identificación de los rateros que se meten cada vez con mayor frecuencia a asaltar parejitas les impondrán una multa.
¡Un poquito de decencia no les vendría mal para no evidenciar tan magna estupidez!