“Entre el blanco y el negro hay millones de tonos de gris”
Yomero
Se definen a si mismos como “activistas”, pero califican a quienes con la misma intensidad no comparten sus ideas como “comelonches”.
En la mayoría de los casos son impositivos, reiterativos en extremo y sumamente sensibles a las críticas; quienes no están a su favor están en su contra, son absolutos y cerrados.
Así, lees que mantienen una férrea pelea en contra de quienes militan en los partidos, principalmente en el PRI y el PAN, pero en términos generales afirman que la vida de los partidos se ha terminado y que la vía es la independiente.
Sin embargo esos mismos en algunos casos impulsan y apoyan la candidatura de AMLO para la presidencia o de algunos otros personajes locales que, militando en un partido, coquetean en varios frentes, para varios cargos.
Podría interpretarse como una forma “práctica” de ver la política apostando a los menos peor, pero en realidad se trata de una manera simplista y bastante camaleónica de interpretar la realidad, adaptándose a lo que me gusta o conviene.
¿Cómo explicar la postura de algunos que defienden con uñas y dientes al Bronco y al mismo tiempo apoyan abiertamente a AMLO? ¿Qué no se supone que ambos personajes están peleados? ¿Quién es mejor para México uno u otro?
Es verdad que toda regla tiene su excepción, pero este tipo de personas están llenas de excepciones, por lo que terminas comprendiendo que la constante en su vida y actuar es la falta de congruencia.
No tienen partido, pero sin tenerlo están formando uno del cual se terminan erigiendo en caudillos porque no aceptan otros liderazgos o que alguien más pueda definir el rumbo, de tal suerte que terminan haciendo lo que siempre han criticado.
Usted los ha visto y yo también, sobre todo en las redes sociales, no hace falta mucho para topárselos. Dentro de poco, muy poco, empezarán a cambiar de piel y lo harán no una ni dos, sino muchas veces antes de que lleguen las elecciones del 2018, según les convenga.
